Foto: Magazine Oviedista |
El técnico vasco procura no alejarse de su manual en
ningún momento. La derrota en Salamanca ha supuesto un pequeño resbalón
en el camino, pero Sarriugarte apenas ha modificado sus hábitos
semanales. Sólo ha introducido un pequeño cambio: la barbacoa que el
jueves hicieron los miembros de la plantilla y cuerpo técnico para
estrechar lazos. «Así seguimos conociéndonos y cohesionamos aún más el
grupo», reconoce. «Hay que consolidar nuestras ideas, independientemente
de la derrota en el Helmántico, y eso pasa por ser más regulares tanto
en el juego como en el rendimiento», añade.
Con tono pausado,
Sarriugarte encara todos los problemas que se le plantean. El más
inmediato, el once que tiene en mente para mañana. «Estoy probando
muchas cosas. En esta plantilla todos pueden participar; no siempre van a
jugar los mismos. Se trata de sacar el máximo rendimiento de cada
jugador y así planificamos el trabajo», asegura obviando hacer
referencia directa a nombres propios. Por lo visto esta semana, David
Fernández, Aquino y Óscar Martínez tienen ciertas opciones de entrar en
el equipo titular.
El rival de mañana es el colista, peligroso
cartel. La del Oviedo con los equipos teóricamente inferiores nunca ha
sido una relación muy fructífera. Ocurría en la etapa de Sarriugarte
futbolista y se ha repetido insistentemente en los últimos tiempos. El
técnico prefiere no fiarse: «en la historia del Oviedo, los rivales que
más se nos han complicado son los que a priori no estaban en la lucha
directa con nosotros. Puede ser un partido trampa porque cuando subes de
Tercera a Segunda B vienes con ilusión y con ganas de disfrutar.
Sabemos que el Marino ha perdido cuatro partidos pero, salvo el primer
día en casa, siempre por la mínima. Tiene mucho que decir».
Con el alta médica hace unas semanas, el cuerpo técnico prefiere no tener prisa con la vuelta de Xavi Moré. El extremo parece plenamente recuperado de su rotura de ligamentos y participa diariamente con el resto de sus compañeros, pero la recuperación necesita un último empujón de confianza. Sarriugarte y el futbolista no se ponen plazos hasta que Moré se vea al 100%.
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