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Foto: Irma Collin |
Real Oviedo: Dani Barrio; David Fernández, Mantovani (Javi Cantero, minuto 59), Baquero, Álvaro; Xavi Moré, Aitor Sanz, Héctor Simón (Cerrajería, minuto 72), Iker Alegre (Fran Sol, minuto 59); Casares y Pepe Díaz
Rayo Vallecano B: Isma; Owusu, Alcañiz, Gabri, Mario; Nono, Cuerva, Nana, Perea (Nanclares, minuto 79); Dalmau (Juanito, minuto 86) y Jorge Sáez
Árbitro: López Parra (Cántabria). Amarilla a los locales Álvaro y Mantovani, y a los visitantes Owusu, Alcañiz, Gabri y Nono.
Goles: 0-1, minuto 22: Gabri; 1-1, minuto 62. Pepe Díaz; 2-1, minuto 90: Xavi Moré
Climatologia: Cubierto con aguanieve en alguna ocasion y 2.2ºC
Incidencias: Carlos Tartiere, 5.650 espectadores.
Un gol de Xavi Moré de penalti en el tiempo añadido dio
al Real Oviedo la victoria ante el Rayo Vallecano B (2-1) en un mal
partido de los azules. El equipo azul fue capaz de remontar, por primera
vez en la temporada, pero los aficionados silbaron al equipo y al
técnico en distintas fases del encuentro. El estado del terreno de juego
volvió a condicionar el desarrollo del partido.
Finalmente Sarriugarte se decidió por la defensa habitual
cuando tiene a su disposición a todos los zagueros, con David Fernández
y Álvaro en los laterales y Mantovani y Baquero como pareja de
centrales.
En el centro del campo jugaron los previstos, con Héctor Simón y Aitor en el centro y Xavi Moré e Íker Alegre en las bandas. Una de las novedades en la alineación fue la presencia en
la delantera de Pepe Díaz, en detrimento de Fran Sol, mientras que
Casares ocupó la media punta.
Al conjunto azul no sólo lo recibió una tarde muy adversa
en lo meteorológico y un campo nefasto, también los aficionados
aprovecharon la salida del equipo al campo para silbar a los suyos y
recriminarles los últimos malos resultados de las últimas jornadas y, en
especial, la derrota de la pasada semana ante el colista.
El primer escollo al que se enfrentaron los dos equipos
fue el campo. Tenerse en pie ya era un triunfo, controlar un balón una
tarea ardua y dar un pase por abajo una misión imposible. Esto
perjudicaba más a los locales que salieron con la intención de buscar la
portería contraria y de tener el balón.
El Oviedo intentaba jugar en un campo que no lo permitía,
sobre todo por la zona central, por lo que todos sus intentos acababan
muriendo en la defensa vallecana, que contaba para ello con la
colaboración del abundante barro. Además, el juego por las bandas
carecía de sentido, ya que de poco servían los balones centrados al área
cuando los rematadores tenían que ser Casares o Pepe Díaz, jugadores
que, por su poca envergadura, eran presa fácil para los centrales.
El partido discurría con cierto dominio de los locales,
aunque los madrileños daban sensación de peligro, en especial por la
velocidad de sus jugadores de banda, que con cierta frecuencia llegaban a
las cercanías del área azul.
El primer disparo entre los tres palos fue para los
azules. Fue Íker Alegre el que lo intentó desde el borde del área, pero
Isma no tuvo problemas para atajar el balón que iba al centro de la
portería.
El encuentro dio un giro inesperado para los azules a los
22 minutos. Una falta lateral la remató Gabri, prácticamente solo en el
área pequeña para batir a Dani Barrio. La falta estuvo tan mal
defendida, que otros dos jugadores madrileños también pudieron llegar al
remate solos.
El gol fue un jarro de agua fría para un equipo herido
por los anteriores resultados y que acusó el golpe. Desde la grada
primero se recriminó y luego se comenzó a animar a un equipo 'sonado' y
que no encontraba el camino para la reacción.
Los azules trataban de suplir la falta de ideas con
entrega, pero no era suficiente. El recurso de que Casares intentara
conducir por el centro era estéril, mientras que si caía a las bandas
tampoco ayudaba. Xavi Moré e Íker Alegre tampoco sumaban y Pepe Díaz era
una isla.
El equipo lo intentó con lanzamientos lejanos, primero
Casares disparó alto, Héctor Simón primero fuera y, luego, en una falta
lo intentó aunque Isma despejó su lanzamiento. El Oviedo, que no
encajaba un gol en el Carlos Tartiere desde la jornada 14 ante el
Guijuelo, se fue al descanso perdiendo, con silbidos de los aficionados y
la incertidumbre de un equipo que esta temporada nunca había remontado.
Tras el descanso, Sarriugarte mantuvo a los mismos
jugadores en el campo. El equipo azul parecía mejor ubicado en el campo y
logró algunas buenas combinaciones, pero pronto la precipitación y el
campo fueron haciendo que el equipo se fuera difuminado.
El técnico azul movió entonces el banquillo. Retiró del
campo a Mantovani, que tenía una tarjeta y estaba cometiendo muchas
faltas. Cantero ocupó el lateral izquierdo, David Fernández pasó al
centro de la defensa y Álvaro al lateral derecho. También entró Fran Sol
por Íker Alegre, pasando Casares a la izquierda y Pepe Díaz a la media
punta.
El cordobés Pepe Díaz avisó a la media hora con un fuerte
disparo desde el borde del área, pero Isma en una buena intervención
logró desviar a córner. Más fortuna tuvo el delantero poco después
cuando en un nuevo lanzamiento, el balón botó delante del portero y
acabó en el fondo de la red. La alegría estuvo a punto de durarle poco al Oviedo, ya
que Nono y Dalmau se plantaron solos ante Dani Bario, pero el centro del
primero al segundo lo frenó el barro y dio tiempo a atajar el balón.
Perea tuvo otra ocasión en un disparo lejano, pero Dani Barrio despejó a
córner.
El partido entró en una fase de descontrol, con un Oviedo
volcado y un Rayo que cada vez creaba más peligro combinando bien. En
esta fase del encuentro se escucharon algunos gritos contra el
entrenador.
Sarriugarte buscó apuntalar el centro del campo dando
entrada a Cerrajería en sustitución de Héctor Simón. El equipo ganó
metros entonces y encerró en su campo al Rayo. Cuando pasaba un minuto de los 90, el Oviedo botó un
saque de esquina, el balón cayó en el área pequeña y en la pugna Pepe
Díaz fue derribado, señalando el árbitro penalti. Xavi Moré ejecutó la
pena máxima a la izquierda del portero y anotó el gol de la victoria.
La victoria del Oviedo quedó en un
segundo plano en la sala de prensa porque la atención se centró en la
petición realizada por una parte de los aficionados, durante varias
fases del partido, pidiendo la dimisión del entrenador, Félix
Sarriugarte, algo sobre lo que el técnico manifestó no sentirse
intranquilo, aunque sí preocupado «por lo que hay detrás de eso. Si sólo
nos vale ser primero es una apuesta a todo o nada. Yo no lo veo así. Le
doy mucho valor a la clasificación del equipo y no sé en base a qué
tenemos que pensar que sólo nos vale ser primeros y más teniendo en
cuenta la trayectoria de este equipo en los últimos diez años. Que la
gente pida mi dimisión está en su derecho, pero no me gusta que se me
falte al respeto y me insulten. Eso no lo voy a permitir».
Sarriugarte
invitó a reflexionar sobre la exigencia de que el Oviedo sea primero.
«Vamos segundos y estoy contento. Es verdad que podemos jugar mucho
mejor, lo llevo diciendo desde el principio de Liga, pero esta exigencia
de ser primeros no es fácil para un equipo que en las últimas diez
temporadas sólo ha jugado una fase de ascenso».
Sobre si esa
exigencia perjudicaba al Oviedo, dijo que «lo que creo es que aquí
podemos poner más piedras en la mochila. Si todo es insatisfacción
generalizada, que nada vale y todo es un desastre porque no vamos
primeros, yo veo otra cosa».
Sobre la posibilidad de que el
consejo de administración pueda destituirle, no se pronunció. «Esa
pregunta tendrá que contestarla el consejo».
Sobre el partido, el
técnico dijo que «fue una victoria sufrida, pero como casi todas. Nos
costó entrar en el partido. Estuvimos muy atenazados, algo que se
acentuó con el gol del Rayo. Tras el descanso, el equipo se tranquilizó y
conseguimos darle la vuelta al partido ante un buen equipo, fuerte,
valiente y ofensivo, aunque creo que en el cómputo general del partido
hicimos méritos para llevarnos los tres puntos».