Foto: Mario Rojas |
“Se que tendré que jugar en campos embarrados y que no es primera división”. Esteban lo tenía muy claro desde el mismo día que decidió firmar por el Real Oviedo. Esas palabras las pronunció en su presentación en el Carlos Tartiere y en Astorga se reencontró con la realidad de la categoría en la que juega.
Cuando el portero saltó al terreno de juego de La Eragudina regresaron a su mente recuerdos de su pasado futbolistico. “Desde mi etapa en tercera, con el Navarro, de segunda B con el Avilés y el Vetusta, nunca más había vuelto a jugar en un campo así”, recordó el experimentado jugador.
Pese a todo, no cambia por nada todo lo que está viviendo. “En verano me moví por un movimiento de jugar en el club del que eres aficionado. Por eso viendo lo que vivo en cada partido y en cada viaje, estoy contento porque acerté de pleno con la decisión en el momento en que aposte por esto”, recordó.
Esteban sigue alucinando con la afición oviedista en cada partido. “Es increibe saltar a calentar y ver a los 2.000 que estaban en las gradas”. Solo por eso, el portero afirma: “estamos obligados a dejarnos la piel en cada partido y es lo que estamos haciendo”.
La felicidad de haber sumado tres puntos ante el Atlético Astorga fuera de casa no fue nada comparado con el orgullo que sintió al entrar en el vestuario. “Estoy muy orgulloso del abrazo que nos dimos todos llenos de barro en la caseta”. Esos gestos marcan diferencias: “el compromiso de todos los que estamos aquí es muy grande y se demuestra en situaciones como esta”.
Todos los jugadores merecen el mismo respeto por actuaciones como la de Astorga, pero Esteban es el único que renunció a un contrato de primera division para jugar en segunda B: “sabía que era una responsabilidad y una exigencia, si hubiese preferido el dinero o jugar en primera me hubiese quedado en Almería, pero el corazón y la cabeza se pusieron de acuerdo: querían que viniese aquí, y esto es el Real Oviedo”.
Por otro lado, Linares sigue acaparando todos los titulares, pero los aficionados siguen teniendo al portero como su jugador fetiche. Partidos como el de Astorga no hacen más que corroborar esos pensamientos.
F. Fernández / Marca (edición de papel)
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