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Foto: Irma Collin |
A Pol Freixanet (Manresa, Barcelona, 1991) la altura es algo que le viene de fábrica. Es lo que tiene portar los genes de un ex baloncestista de la ACB. Pol es hijo de Jordi Freixanet, el que fuera alero de Caja Canarias, Cáceres y TDK Manresa. Sus 204 centímetros se convirtieron en su mejor aliado bajo los tableros. Ahora son sus hijos los que celebran el regalo genético. Pol, de 193 centímetros de altura, debutó el domingo con el Oviedo en la Liga. Su hermana, Joel, de 187 centímetros, sigue los pasos de su padre como jugadora del Spar Uni Girona, de la Primera División femenina de baloncesto.
"El míster me dijo que jugaría en la charla previa al partido, no antes. La sorpresa fue grata, pero me sentía preparado. Siempre intento entrenarme en situaciones reales de partido", comenta el último en inaugurar su hoja de servicios liguera con el Oviedo.
Para Pol, el estreno en la temporada ha llegado algo más tarde de lo que hubiera deseado. Aterrizado en Oviedo en el mercado de verano, el catalán se encontró desde el primer día con un competidor de nivel. Orlando Quintana era el portero titular con Granero la temporada anterior. Del canario se valoraron desde su llegada su pausa y sus tablas en la meta. A Pol, trece años más joven que Orlando, le tocó luchar desde el primer minuto.
La diferencia de edad y la competencia directa entre ambos porteros no se traducen, sin embargo, en una rivalidad mal entendida. Orlando fue el primero en apoyar a Pol minutos antes de su debut, con constantes consejos a pie de campo, en el calentamiento previo. "Los compañeros, en especial Orlando, me demostraron que confían en mí. Con Orlando es con el portero con el que mejor me llevo desde que juego al fútbol. Tiene una trayectoria brillante y sabe qué decir en cada momento para transmitirte tranquilidad", asegura el catalán.
En un partido algo más tranquilo en el aspecto defensivo de lo que se había acostumbrado el Oviedo esta temporada, Pol acertó con sobriedad en las contadas ocasiones en las que fue requerido. Pero su aportación fue más allá de las intervenciones puntuales. Pol transmitió tranquilidad y seguridad cuando fue necesario. Su único momento negativo en el choque llegó con el excepcional golpeo del local Laencina que se alojó como un obús en la escuadra izquierda de su arco. Pero los tres puntos se imponen en la balanza al hecho de ver su portería batida. "Estuvimos sólidos en defensa, porque sabemos a lo que jugamos. Salimos con agresividad y eso se nota. Personalmente salí con una confianza extra y me sentí muy cómodo", analiza.
Con los porteros los cambios de nombre suelen producirse con un plazo de permanencia mayor que en otro puesto. Pol prefiere no aceptar la etiqueta de titular ahora, aunque no puede evitar mostrar su esperanza para que la apuesta de Granero se mantenga. "Todo el mundo tiene ganas de jugar delante de esta afición", sentencia el portero.
Nacho Azparren / La nueva España
"El míster me dijo que jugaría en la charla previa al partido, no antes. La sorpresa fue grata, pero me sentía preparado. Siempre intento entrenarme en situaciones reales de partido", comenta el último en inaugurar su hoja de servicios liguera con el Oviedo.
Para Pol, el estreno en la temporada ha llegado algo más tarde de lo que hubiera deseado. Aterrizado en Oviedo en el mercado de verano, el catalán se encontró desde el primer día con un competidor de nivel. Orlando Quintana era el portero titular con Granero la temporada anterior. Del canario se valoraron desde su llegada su pausa y sus tablas en la meta. A Pol, trece años más joven que Orlando, le tocó luchar desde el primer minuto.
La diferencia de edad y la competencia directa entre ambos porteros no se traducen, sin embargo, en una rivalidad mal entendida. Orlando fue el primero en apoyar a Pol minutos antes de su debut, con constantes consejos a pie de campo, en el calentamiento previo. "Los compañeros, en especial Orlando, me demostraron que confían en mí. Con Orlando es con el portero con el que mejor me llevo desde que juego al fútbol. Tiene una trayectoria brillante y sabe qué decir en cada momento para transmitirte tranquilidad", asegura el catalán.
En un partido algo más tranquilo en el aspecto defensivo de lo que se había acostumbrado el Oviedo esta temporada, Pol acertó con sobriedad en las contadas ocasiones en las que fue requerido. Pero su aportación fue más allá de las intervenciones puntuales. Pol transmitió tranquilidad y seguridad cuando fue necesario. Su único momento negativo en el choque llegó con el excepcional golpeo del local Laencina que se alojó como un obús en la escuadra izquierda de su arco. Pero los tres puntos se imponen en la balanza al hecho de ver su portería batida. "Estuvimos sólidos en defensa, porque sabemos a lo que jugamos. Salimos con agresividad y eso se nota. Personalmente salí con una confianza extra y me sentí muy cómodo", analiza.
Con los porteros los cambios de nombre suelen producirse con un plazo de permanencia mayor que en otro puesto. Pol prefiere no aceptar la etiqueta de titular ahora, aunque no puede evitar mostrar su esperanza para que la apuesta de Granero se mantenga. "Todo el mundo tiene ganas de jugar delante de esta afición", sentencia el portero.
Nacho Azparren / La nueva España
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