Foto: J.J |
Real Oviedo: Dani Barrio; Owona, Mantovani, David Fernández, Álvaro; Aitor Sanz, Pascual (Iván Rubio (min.74); Jandro (Manu Busto, min.60), Casares, Íker Alegre; y Cervero (Óscar Martínez, min.67).
Goles: 0-1: minuto 24, Cervero; 1-1: minuto 51, Guerrero; 2-1: minuto 55, Guerrero; 3-1: minuto 74, Guerrero; 4-1: minuto 82, Guerrero.
Árbitro: Eiriz Mara (Galicia). Amarilla a los locales Sergio Menéndez y Dennis, y a los visitantes Pascual, Aitor Sanz, Álvaro, Óscar Martínez y Mantovani.
Climatologia: cielo despejado y 8.5ºC
Incidencias: El Molinón, 6.000 espectadores.
Guerrero destrozó al Oviedo en el Molinón. El delantero rojiblanco anotó los cuatro goles de su equipo y humilló a un equipo azul en una gran segunda parte de los locales en la que remontaron el tanto inicial de Cervero.
Los azules se apagaron sin explicación tras una primera mitad en la que les hizo falta poco -presión e intensidad- para superar con claridad a un Sporting B que nunca estuvo cómodo en el campo. En la segunda, el partido dio un vuelco total. Los rojiblancos lograron dar la vuelta al marcador en apenas cuatro minutos y a partir de ahí el Oviedo desapareció sin ninguna explicación. Encajaron cuatro goles, que pudieron ser más y, lo que es peor, lo hicieron causando una pobre impresión ante el filial de su mayor rival, echando por la borda todo el crédito que había ganado en la racha que lo mantuvo durante nueve jornadas consecutivas sin perder.
El Sporting B, tras una primera parte en la que apenas inquietó a los azules, mostró una cara totalmente distinta tras el descanso. En apenas tres minutos consiguió darle la vuelta al marcador y luego, al contraataque, con un espléndido Guerrero que anotó los cuatro goles, dejó en evidencia a un Oviedo que mostró sus carencias en el escenario menos propicio para sus seguidores.
Los dos equipos afrontaron el choque en un momento muy diferente. El Sporting, en su peor situación de la temporada, al acumular cuatro partidos sin ganar, mientras que los azules se presentaron en El Molinón en su mejor racha de la Liga con nueve jornadas consecutivas sin perder y con tres victorias consecutivas.
Algo más igualadas estuvieron las cosas en cuanto a las ausencias de ambos equipos. En los rojiblancos, con las de Alain y Alex Menéndez, mientras que los azules no pudieron contar con Cerrajería, Baquero ni Xavi Moré. En cambio, hubo novedades destacadas. En los rojiblancos, las principales la vuelta de Alex Barrera y Santi Jara, mientras que en los azules Jandro y Owona y Aitor Sanz regresaron al once inicial.
La primera mitad se inició con los dos equipos muy dubitativos. Las numerosas pérdidas de balón propiciaron que el juego no tuviese continuidad y que ninguno de los dos equipos tuviese un claro protagonismo con el balón.
Así, las ocasiones fueron muy escasas, aunque el primer acercamiento claro a la portería local cayó del lado de los oviedistas con un disparo de Jandro, en el minuto 4, que salió desviado. Los rojiblancos respondieron seis minutos después con un lanzamiento de Santi Jara, desde la banda derecha, que atrapó sin problemas Dani Barrio.
El Oviedo empezó a sentirse más cómodo en el campo tras el tramo inicial. Los oviedistas tuvieron mejor control del balón, pero les faltaba concretarlo de medio campo hacia adelante. Los rojiblancos, por su parte, tuvieron muchas prisas por llegar al área rival y eso les hizo cometer errores al abusar de los desplazamientos en largo en los que los azules llevaban siempre la ventaja.
Tras una ocasión de Álvaro, que disparó cruzado, llegó el gol que adelantaba a los oviedistas. Casares realizó una buena internada por la banda izquierda y su centro fue rematado por Cervero a la red, adelantándose en la acción a los dos centrales, en el primer disparo entre los tres palos de los azules.
Sólo dos minutos después, los oviedistas pudieron encarrilar el partido en una clara ocasión de Casares, tras una dejada de cabeza de Cervero, que salvo en última instancia Dennis en una gran intervención.
A partir de ahí, el dominio se equilibró. Los locales lo intentaron, pero con más ganas que acierto ante un Oviedo que no pasó por apuros defensivos. Un disparo de Moisés, a la media vuelta, a la salida de un córner, fue lo más destacable de los rojiblancos en una primera mitad que se cerró con el Oviedo controlando bien su ventaja.
El inicio de la segunda mitad fue intenso. Los rojiblancos salieron dispuestos a complicarles las cosas a los azules y lo consiguieron en apenas seis minutos. Guerrero acertó a rematar un buen pase de Sergio Menéndez para batir a Dani Barrio y el propio delantero, sólo tres minutos después, remató espléndidamente, de cabeza, un centro desde la derecha de Santi Jara para poner por delante a su equipo ante un Oviedo que no parecía dar crédito a la reacción rojiblanca. Poco antes, Cervero había estrellado un balón en el poste, tras un centro desde la derecha de Casares.
Con el gol de los rojiblancos, el partido se hizo de ida y vuelta. El Oviedo tuvo que arriesgar y adelantar líneas y el Sporting B tuvo más espacios para salir al contraataque en busca de la sentencia del partido. La tuvo Guerrero, en el minuto 70, pero su disparo se estrelló en el larguero. Sin embargo, el delantero se convirtió en el protagonista destacado del partido al marcar su tercer tanto, tras un penalti señalado por manos de Mantovani. Pero Guerrero quería más y cerró su brillante actuación con un magistral lanzamiento de falta, introduciendo el balón por la escuadra derecha de la portería de Dani Barrio ante el júbilo de los aficionados locales.
El Oviedo, que llevaba toda la segunda parte desaparecido, apagó su buena racha en el peor escenario posible para su afición. Y lo que es peor sin ninguna explicación posible, agrandando las dudas sobre las carencias del equipo.
Al final del partido la cara del entrenador del Oviedo, Félix Sarriugarte, en la sala de prensa de El Molinón, resumía el estado de ánimo de un entrenador que no acertaba a explicar el cambio experimentado por su equipo en la segunda mitad. «Fuimos otro equipo y la verdad es inexplicable el cambio tan drástico que ha dado el conjunto de una parte a otra». Aunque se le insistió en que buscase los motivos que propiciaron la debacle del equipo, el técnico ratificó su incredulidad por lo que había acontecido en la segunda mitad. «No me explico cómo hemos podido cambiar tanto de la primera a la segunda parte». Con relación al cambio de Cervero por Oscar Martínez, dijo: «ya tenía una sobrecarga al descanso. Estaba muy justo y ha pedido el cambio».
Al entrenador se le preguntó por las palabras del consejero Pedro Zuazua en su Twitter personal en las que afirmó que «que te golee el filial de tu eterno rival es la mayor humillación que existe en el fútbol. Quien lo probó lo sabe». Sarriugarte dijo al respecto, que «es su opinión y la respetamos. Lo cierto es que es una derrota dolorosa y muy dura, lo único que nos queda es levantarnos».
Por su parte Abelardo, entrenador del Sporting, no ocultó su satisfacción por el resultado y en especial por la reacción de su equipo. «En el primer tiempo entramos en el juego que quería el Oviedo. En el descanso, lo intentamos corregir, le dimos amplitud al juego, estuvimos mucho mejor colocados y además tuvimos una gran efectividad en ataque».
El técnico rojiblanco destacó que en la primera parte, «el Oviedo nos presionó bien y estuvo mejor que nosotros. Nos obligó a jugar balones directos y no cogíamos nunca la segunda jugada. Luego, cambiamos en la segunda mitad y nos salió perfecto». Abelardo dijo: «salimos un poco atenazados en un partido que era para disfrutar. La segunda mitad fue totalmente diferente, con verticalidad, una gran efectividad y un Guerrero fantástico».
Abelardo reconoció que «la oportunidad de Casares, en la primera mitad, pudo cambiar el signo del partido. No lo hizo y en la segunda nosotros reaccionamos bien. Logramos dos goles muy rápido y, a partir de ahí, con los espacios que nos dejó el Oviedo, tenemos jugadores para sacar provecho de esas situaciones».
Por último Guerrero declaró que «lo había soñado la noche anterior, marcar y ganar al Oviedo para dar una alegría a la afición, pero no con cuatro goles y encima todos míos. La ovación que me dieron en el cambio me puso la piel de gallina y no se me va a olvidar. Habrá que repetir». Así de radiante se expresó el delantero toledano Miguel Guerrero, tras salir del vestuario con el balón con dedicatorias de todos sus compañeros.
Guerrero, de 21 años, que llegó la temporada pasada al filial rojiblanco desde el Albacete, reconoce que «fue uno de esos días en que un delantero mete todo lo que le llega, aunque también estrellé otro balón en el palo. El que fueran logrados de cabeza, de disparo, de penalti y de falta directa me deja muy contento. Veníamos de una mala racha y nos sirve para empezar el nuevo año muy bien».
En cuanto al análisis del partido, Miguel Guerrero señala que «el Oviedo, en la primera parte, lo hizo bien y nosotros, aunque estábamos bien plantados, encajamos un gol en una buena acción suya. Tras el descanso, salimos a por el partido y con el empate cogimos confianza para seguir en esa línea. Y en cuanto les hicimos el segundo tanto, ellos se vinieron abajo».
José Palacio y J. E. Cima / La nueva España
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