lunes, 30 de septiembre de 2013

Ocasion de ponerse lideres desperdiciada

Foto: Susana San Martin
Real Oviedo: Orlando Quintana; Alba (Iván Rubio, minuto 82), Pardo, Javi Hernández, Sergio Díaz; Susaeta (Annunziata, minuto 63), Héctor Simón, Erice (Sergio García, minuto 46), Eneko; Señé y Diego Cervero

Coruxo FC: Fernando; Damiá, Yafgo, Alberto, Claudio; Dani Gómez, Cifuentes, Antúnez, Pardavila; Sergi (David Campos, minuto 84) y Chaco (Costas, minuto 71)

Árbitro: Díez Cano (comité castellanoleonés). Amarilla a los visitantes Damiá, Cifeuntes, Sergi y Costas. Expulsó por doble amonestación al local Pardo en el minuto 90.

Gol: 0-1, minuto 28: Antúnez.
 
Climatologia: cielo con nubes y claros y unos 20ºC

Incidencias: Nuevo Carlos Tartiere, 8.237 espectadores.

El Real Oviedo cayó ayer ante el Coruxo (0-1) y desperdició la oportunidad de ponerse como líder de su grupo. Los pupilos de Granero realizaron el peor encuentro de lo que va de temporada y se mostraron como un equipo sin ideas que no fue capaz de crear juego ni de llegar con balones largos. La falta de fluidez en el centro del campo y la escasa capacidad de recuperar balones en esa zona les convirtió en un equipo previsible que sumó su segunda derrota consecutiva. El público despidió al equipo con pitos.

El conjunto azul presentó dos cambios, ambos en la línea defensiva, en relación al equipo que perdió el domingo anterior ante el Ourense. Sergio Díaz sustituyó a Sergio Rodríguez en el lateral izquierdo, mientras que Javi Hernández se ubicó en el centro de la defensa en detrimento de David Fernández.

Los de Granero volvieron a tener el balón, pero no fueron capaces de crear juego, ya que la posesión se reducía a la zona de la propia defensa, con muchos pases entre los centrales. Ni Héctor Simón, ni Erice, ni Señé, que en ocasiones bajaba a recibir, eran capaces de combinar con la precisión y velocidad suficientes como para llegar a la zona de peligro del campo gallego. Ese juego lento y previsible beneficiaba a los de Antonio Gómez, que esperaban ordenados para salir con velocidad a la contra. No obstante, el Oviedo no pasaba por apuros en su área.

El juego de los azules no tenía profundidad por las bandas, donde ni Susaeta, ni Eneko, eran capaces de superar a sus marcadores. En algunas ocasiones cambiaron de banda, pero tampoco así generaban peligro. Un disparo lejano de Señé fue la única ocasión en la que Fernando tuvo que intervenir, aunque sin demasiados apuros. Luego, un centro de Eneko lo cabeceó Cervero, forzado, fuera.

El partido se complicó para los azules a los 28 minutos en un derribo de Pardo sobre Chaco que el árbitro sancionó con penalti. La pena máxima la transformó en gol el capitán gallego Antúnez engañando a Orlando Quintana. En pleno desconcierto, las cosas se pudieron complicar mucho más para el Oviedo, ya que una pérdida de balón en el centro del campo acabó con un centro a Chaco, quien sólo tenía que empujar el balón, pero lo hizo muy mal y permitió a Orlando Quintana atajar el esférico en la misma línea de gol.

Los azules fueron rehaciéndose poco a poco tras el gol, aunque sin encontrar la fluidez de juego necesaria para crear peligro. Una internada de Señé que acabó tapando Fernando y un lanzamiento de falta de Susaeta que salió muy desviado fueron las únicas aproximaciones del conjunto de Granero.

El entrenador azul puso a calentar a Annunziata y a Sergio García antes de que finalizara el primer tiempo. Cuando el colegiado decretó el descanso se oyeron pitos en Carlos Tartiere, que ya se habían iniciado en algunas fases de la primera mitad, en especial cuando el equipo perdía el balón con facilidad en el centro del campo y permitía acciones de contraataque de los gallegos.

En el descanso, Granero dejó en la caseta a Jon Erice para dar entrada en el equipo a Sergio García, que pasó a jugar como segundo delantero, mientras que Señé retrasó su posición para ayudar a Héctor Simón en la creación de juego. La velocidad de Sergio García fue abriendo algunos espacios y los azules comenzaron a llegar con algo más de peligro a la portería de Fernando. Un remate de Sergio García, que salió desviado, y un centro de Eneko al que no llegó Cervero fueron las primeras aproximaciones con peligro del Oviedo. El Coruxo seguía bien plantado en el centro del campo y recuperaba balones, pero le faltaban las fuerzas que tuvo en la primera mitad para llegar a la portería de Orlando Quintana.

Granero volvió a mover el banquillo para dar entrada a Annunziata por Susaeta. Sergio García pasó a la derecha y el canario ocupó la media punta. Los azules empezaron a acosar la portería del conjunto gallego, que poco a poco iba cediendo metros. Con el paso de los minutos, con el Oviedo volcado, las prisas fueron haciendo que el equipo azul cometiera muchas imprecisiones y apenas inquietara a la portería de Fernando que no tuvo que intervenir más que para sacar de portería.

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