Foto: La nueva España |
Los últimos años de calamidades en torno
al césped del Tartiere han dado para elaborar diversas teorías. Una de
las más arraigadas en la ciudad es que el campo está ubicado de tal
forma que no recibe las suficientes horas de luz solar. Emilio Llano es
uno de los arquitectos (junto a Carlos Buxadé y Joan Margarit) que
elaboraron el nuevo Carlos Tartiere. El asturiano sale al paso de las
críticas sobre la construcción del campo.
«La ubicación con la
que se diseñó es de manual», señala el arquitecto. «Los campos deben
construirse con orientación Norte-Sur, de manera que las gradas este y
oeste tengan el mayor número de horas de sol. Si el Tartiere hubiera
sido diseñado en otra dirección habría más tiempo de sombra», añade.
Otra
de las dudas que plantea el campo es el drenaje bajo el césped. «Está
perfectamente diseñado. Lleva unos 80 o 90 centímetros de capa de
drenaje árido. El problema puede estar en el propio césped, pero no el
subsuelo», defiende Llano.
En la búsqueda de fallos, el arquitecto
señala dos aspectos: «el concurso establecía en su momento que debía
diseñarse un campo para 30.000 espectadores cubiertos. Hay estadios en
los que da más el sol porque no tienen todo cubierto. En cuanto a la
posibilidad de haber hecho la cubierta translúcida, en su momento
Dragados (la empresa constructora) optó por materiales de más calidad.
Una cubierta translúcida no hubiera aguantado tantos años».
No hay comentarios:
Publicar un comentario