Foto: Irma Collin |
Real Oviedo: Orlando Quintana; Iván Rubio, David Fernández, Baquero, Cantero; Xavi Moré (Pepe Díaz, minuto 45), Cerrajeria (Mantovani, minuto 69), Héctor Simón (Señé, minuto 61), Casares; Manu Busto y Diego Cervero
Zamora C.F.: Sergio Sánchez; Dani Mateos, Ramiro, Santos (Lusamba, minuto 83), Alberto Prada; Javi Rodríguez (Dani Hernández, minuto 60), Nacho Matador, Jacobo, Dani Palacios; Granada y Sergio García (Jorge Hernández, minuto 73)
Árbitro: Azpilikueta Saldias (País Vasco). Amarilla a los locales Cerrajeria, Manu Busto e Iván Rubio, y a los visitantes Jacobo y Lusamba. Expulsó por dos amarillas al visitante Nacho en el tiempo de descuento del segundo tiempo.
Goles: 0-1, minuto 2: Sergio García; 0-2, minuto 42: Sergio García; 1-2, minuto 59: Manu Busto; 2-2, minuto 60: Cervero; 3-2, minuto 79: Cervero;
Incidencias: Carlos Tartiere, 7.924 espectadores.
Zamora C.F.: Sergio Sánchez; Dani Mateos, Ramiro, Santos (Lusamba, minuto 83), Alberto Prada; Javi Rodríguez (Dani Hernández, minuto 60), Nacho Matador, Jacobo, Dani Palacios; Granada y Sergio García (Jorge Hernández, minuto 73)
Árbitro: Azpilikueta Saldias (País Vasco). Amarilla a los locales Cerrajeria, Manu Busto e Iván Rubio, y a los visitantes Jacobo y Lusamba. Expulsó por dos amarillas al visitante Nacho en el tiempo de descuento del segundo tiempo.
Goles: 0-1, minuto 2: Sergio García; 0-2, minuto 42: Sergio García; 1-2, minuto 59: Manu Busto; 2-2, minuto 60: Cervero; 3-2, minuto 79: Cervero;
Incidencias: Carlos Tartiere, 7.924 espectadores.
El Real Oviedo se impuso 3-2 al Zamora después de un partido en el que se adelantaron los visitantes, que se pusieron 0-2 en el primer tiempo, con dos goles de Sergio García, y en pleno desbarajuste de los locales, que pudieron encajar algún gol más. En el segundo tiempo, con jugadores poco habituales como Iván Rubio y Señé en el campo, los azules le dieron la vuelta al marcador con dos goles de Cervero y otro de Manu Busto.
El Oviedo salió con los previstos, salvo la presencia de Cerrajería en el medio centro como acompañante de Héctor Simón, debido a la baja de última hora de Aitor Sanz. Iván Rubio estuvo en el lateral derecho y David Fernández en el centro, quedándose Mantovani en el banquillo.
Cuando no se había cumplido el tercer minuto de partido, el Real Oviedo sufrió un duro mazazo. Una pérdida de balón en el centro del campo y pase en profundidad para Sergio García, que aprovechó que Orlando Quintana estaba adelantado para superarle por arriba.
El partido se ponía cuesta arriba para los azules. Las urgencias del resultado se sumaban a un equipo cogido con pinzas en su transición al juego que pretende Granero, lo que generaba más inseguridad y dudas en muchas acciones que pudieron costar algún disgusto.
El equipo quería jugar y tener el balón, pero no era capaz. Ni la presencia de Héctor Simón en el centro acababa de dar salida al equipo. Además, las bandas no aportaron desborde, ya que ni Xavi Moré, ni Casares eran capaces de superar a sus marcadores. Así las cosas, la única opción era que Manu Busto encontrara a Cervero en alguna acción aislada.
Un remate de Casares de cabeza, que pegó en un defensa y salió a córner fue la única ocasión del equipo azul en la primera media hora de juego.
Además de no encontrar el camino de la portería contraria, el Oviedo tenía vías de agua en la defensa que cada vez eran más peligrosas y comenzaron a desesperar a la grada, que silbó al equipo en algunas fases del primer tiempo.
Así fue como a dos minutos para el final de la primera mitad, un balón entre los dos centrales azules lo aprovechó de nuevo Sergio García para encarar a Orlando Quintana y batirlo con un tiro cruzado.
Dos acciones aisladas de Manu Busto sirvieron para ver que Sergio Sánchez estaba en la portería zamorana.
El desastre en el que se convirtió el equipo desesperó a los aficionados, que despidieron a los jugadores con una fuerte pitada.
En el descanso, Granero, que a la media hora había puesto a calentar a Pepe Díaz y Mantovani, dejó en la caseta a Xavi Moré para dar entrada a Pepe Díaz, que jugó en la banda izquierda, mientras que Casares pasó a la derecha.
El Oviedo encerró al Zamora en su campo en los cinco primeros minutos, pero el que pudo hacer el tercero fue Sergio García, que no aprovechó un error en el despeje de David Fernández en el área pequeña y sacó el balón por encima del larguero.
Los azules comenzaron a tener un poco más el balón y a combinar en el centro del campo, favorecidos por un cierto bajón físico del Zamora que iba cediendo muchos metros a un conjunto oviedista que mejoraba. Le bastaron dos minutos a los azules, y que se encontraran Manu Busto y Cervero para empatar el partido. En la primera acción, Cervero hizo una pared con el cántabro que aprovechó para batir a Sergio Sánchez. En el siguiente minuto, Manu Busto recibió de Casares, disparó y el rechace del portero lo aprovechó Cervero para hacer el empate.
Las tablas en el marcador dieron paso a un partido nuevo, con un Oviedo que encerró en su campo al Zamora. Granero agotó los cambios y la pareja de mediocentros pasó a ser Señé e Iván Rubio, con Mantovani de central, David Fernández de lateral derecho.
El Oviedo tenía más combinación en el centro y de un robo en el centro del campo nació el tercer tanto, Señé presionó en el centro del campo, robó Casares que le devolvió el balón y llegó al área, disparó y el rechace en la defensa le cayó a Cervero que anotó el tercero.
El Oviedo salió con los previstos, salvo la presencia de Cerrajería en el medio centro como acompañante de Héctor Simón, debido a la baja de última hora de Aitor Sanz. Iván Rubio estuvo en el lateral derecho y David Fernández en el centro, quedándose Mantovani en el banquillo.
Cuando no se había cumplido el tercer minuto de partido, el Real Oviedo sufrió un duro mazazo. Una pérdida de balón en el centro del campo y pase en profundidad para Sergio García, que aprovechó que Orlando Quintana estaba adelantado para superarle por arriba.
El partido se ponía cuesta arriba para los azules. Las urgencias del resultado se sumaban a un equipo cogido con pinzas en su transición al juego que pretende Granero, lo que generaba más inseguridad y dudas en muchas acciones que pudieron costar algún disgusto.
El equipo quería jugar y tener el balón, pero no era capaz. Ni la presencia de Héctor Simón en el centro acababa de dar salida al equipo. Además, las bandas no aportaron desborde, ya que ni Xavi Moré, ni Casares eran capaces de superar a sus marcadores. Así las cosas, la única opción era que Manu Busto encontrara a Cervero en alguna acción aislada.
Un remate de Casares de cabeza, que pegó en un defensa y salió a córner fue la única ocasión del equipo azul en la primera media hora de juego.
Además de no encontrar el camino de la portería contraria, el Oviedo tenía vías de agua en la defensa que cada vez eran más peligrosas y comenzaron a desesperar a la grada, que silbó al equipo en algunas fases del primer tiempo.
Así fue como a dos minutos para el final de la primera mitad, un balón entre los dos centrales azules lo aprovechó de nuevo Sergio García para encarar a Orlando Quintana y batirlo con un tiro cruzado.
Dos acciones aisladas de Manu Busto sirvieron para ver que Sergio Sánchez estaba en la portería zamorana.
El desastre en el que se convirtió el equipo desesperó a los aficionados, que despidieron a los jugadores con una fuerte pitada.
En el descanso, Granero, que a la media hora había puesto a calentar a Pepe Díaz y Mantovani, dejó en la caseta a Xavi Moré para dar entrada a Pepe Díaz, que jugó en la banda izquierda, mientras que Casares pasó a la derecha.
El Oviedo encerró al Zamora en su campo en los cinco primeros minutos, pero el que pudo hacer el tercero fue Sergio García, que no aprovechó un error en el despeje de David Fernández en el área pequeña y sacó el balón por encima del larguero.
Los azules comenzaron a tener un poco más el balón y a combinar en el centro del campo, favorecidos por un cierto bajón físico del Zamora que iba cediendo muchos metros a un conjunto oviedista que mejoraba. Le bastaron dos minutos a los azules, y que se encontraran Manu Busto y Cervero para empatar el partido. En la primera acción, Cervero hizo una pared con el cántabro que aprovechó para batir a Sergio Sánchez. En el siguiente minuto, Manu Busto recibió de Casares, disparó y el rechace del portero lo aprovechó Cervero para hacer el empate.
Las tablas en el marcador dieron paso a un partido nuevo, con un Oviedo que encerró en su campo al Zamora. Granero agotó los cambios y la pareja de mediocentros pasó a ser Señé e Iván Rubio, con Mantovani de central, David Fernández de lateral derecho.
El Oviedo tenía más combinación en el centro y de un robo en el centro del campo nació el tercer tanto, Señé presionó en el centro del campo, robó Casares que le devolvió el balón y llegó al área, disparó y el rechace en la defensa le cayó a Cervero que anotó el tercero.
Al final del partido José Carlos Granero, aseguró que su debut en el banquillo del Carlos Tartiere había sido de sensaciones encontradas. Por un lado, reconoció el mal juego del primer tiempo, pero elogió la reacción del equipo apelando la «épica».
Granero afirmó que el encuentro «tiene muchos análisis y muchas sensaciones» y que «te puedes quedar con lo negativo del primer tiempo, pero también con lo positivo después» y calificó la victoria como «de garra, de coraje y apelando a lo épico». Uno de los aspectos que el técnico quiso recalcar fue la reacción tras el descanso -«después de las modificaciones tácticas la respuesta fue muy positiva»- y, sobretodo, «ante un partido y un resultado que no invitaba a ello o no hacía presagiar nada bueno».
El entrenador explicó que en el descanso lo primero que hizo fue «tirar de lo anímico, porque las sensaciones eran muy negativas, el equipo estaba fuera del partido y no encontraba los caminos», y reconoció que «el primer gol nos hizo mucho daño y no entramos en el partido».
En su primer encuentro en casa, el preparador valenciano vio las dos caras del Carlos Tartiere, que en el primer tiempo silbó al equipo y en el segundo animó y se volcó. «La primera parte ha sido muy mala y entendemos la respuesta del público, pero la segunda ha sido buena y se ha reaccionado bien y salió lo que no había salido», afirmó, por lo que destacó «la capacidad de respuesta» de sus hombres.
Insistió en que la victoria tiene más valor por la manera y destacó que «los 14 que han jugado han dado un paso adelante, sobretodo por la forma en que lo hicieron». En este sentido, dio importancia a los jugadores que salieron en el segundo tiempo -Pepe Díaz, Señé y Mantovani- «que nos han dado vida porque han entendido muy bien la clase de partido que teníamos que jugar», y concluyó que «al final, con confianza, trabajo y generosidad han logrado una victoria muy importante».
En poco más de una semana, el entrenador ha intentado cambiar la forma de jugar del equipo y reconoce que eso no es fácil porque «todo cambio crea incertidumbre y los cambios, sin las piezas adecuadas o idóneas, producen cierta vulnerabilidad». En este sentido asume que «es muy difícil a falta de nueve jornadas darle un contenido diferente a un equipo».
Por su parte, el entrenador asturiano del Zamora, Roberto Aguirre, reconoció que el resultado final «tal y como va el partido piensas que no se va a dar», y añadió que «una vez que hemos cogido ventaja estábamos relativamente cómodos. El arranque del segundo tiempo fue muy bueno, incluso pudimos aumentar la diferencia, pero en un minuto se revolvió todo».
Granero afirmó que el encuentro «tiene muchos análisis y muchas sensaciones» y que «te puedes quedar con lo negativo del primer tiempo, pero también con lo positivo después» y calificó la victoria como «de garra, de coraje y apelando a lo épico». Uno de los aspectos que el técnico quiso recalcar fue la reacción tras el descanso -«después de las modificaciones tácticas la respuesta fue muy positiva»- y, sobretodo, «ante un partido y un resultado que no invitaba a ello o no hacía presagiar nada bueno».
El entrenador explicó que en el descanso lo primero que hizo fue «tirar de lo anímico, porque las sensaciones eran muy negativas, el equipo estaba fuera del partido y no encontraba los caminos», y reconoció que «el primer gol nos hizo mucho daño y no entramos en el partido».
En su primer encuentro en casa, el preparador valenciano vio las dos caras del Carlos Tartiere, que en el primer tiempo silbó al equipo y en el segundo animó y se volcó. «La primera parte ha sido muy mala y entendemos la respuesta del público, pero la segunda ha sido buena y se ha reaccionado bien y salió lo que no había salido», afirmó, por lo que destacó «la capacidad de respuesta» de sus hombres.
Insistió en que la victoria tiene más valor por la manera y destacó que «los 14 que han jugado han dado un paso adelante, sobretodo por la forma en que lo hicieron». En este sentido, dio importancia a los jugadores que salieron en el segundo tiempo -Pepe Díaz, Señé y Mantovani- «que nos han dado vida porque han entendido muy bien la clase de partido que teníamos que jugar», y concluyó que «al final, con confianza, trabajo y generosidad han logrado una victoria muy importante».
En poco más de una semana, el entrenador ha intentado cambiar la forma de jugar del equipo y reconoce que eso no es fácil porque «todo cambio crea incertidumbre y los cambios, sin las piezas adecuadas o idóneas, producen cierta vulnerabilidad». En este sentido asume que «es muy difícil a falta de nueve jornadas darle un contenido diferente a un equipo».
Por su parte, el entrenador asturiano del Zamora, Roberto Aguirre, reconoció que el resultado final «tal y como va el partido piensas que no se va a dar», y añadió que «una vez que hemos cogido ventaja estábamos relativamente cómodos. El arranque del segundo tiempo fue muy bueno, incluso pudimos aumentar la diferencia, pero en un minuto se revolvió todo».
Ramón Julio García / El Comercio
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