Foto: La nueva España |
C.D. Guijuelo: Edu Calvo; Jonathan Martín, Gotor, Manolo, Ismael; Abel (Navarro, minuto 85), Pelayo; Valero, Romero (Jaime Moreno, minuto 76), Moreira; y Germán (Torres, minuto 65)
Real Oviedo: Orlando Quintana; David Fernández, Mantovani, Baquero, Cantero; Casares, Aitor Sanz (Héctor Simón, minuto 85), Iván Rubio, Pepe Díaz (Iker Alegre, minuto 67); Manu Busto (Señé, minuto 57) y Cervero
Árbitro: Escudero Martín (Castilla La-Mancha). Amonestó a los locales Abel, Gotor y Pelayo y a los visitantes Aitor Sanz y Mantovani.
Incidencias: Municipal de Guijuelo, 800 espectadores.
Real Oviedo: Orlando Quintana; David Fernández, Mantovani, Baquero, Cantero; Casares, Aitor Sanz (Héctor Simón, minuto 85), Iván Rubio, Pepe Díaz (Iker Alegre, minuto 67); Manu Busto (Señé, minuto 57) y Cervero
Árbitro: Escudero Martín (Castilla La-Mancha). Amonestó a los locales Abel, Gotor y Pelayo y a los visitantes Aitor Sanz y Mantovani.
Incidencias: Municipal de Guijuelo, 800 espectadores.
No por habitual o repetida la historia es menos dolorosa y deprimente. El Oviedo volvió a jugar este fin de semana sabiendo los resultados de sus competidores por el 'play off' de ascenso a Segunda División, pero no fue capaz de aprovechar la situación. Todos sus rivales habían empatado durante la jornada, salvo el Fuenlabrada que volvió a perder confirmando que la Liga se le está haciendo demasiado larga al conjunto madrileño.
El Leganés, con su empate ante el Salamanca, había dejado en bandeja de plata la segunda plaza al equipo de José Carlos Granero. El Tenerife, con la igualada ante el Sporting B en el Heliodoro Rodríguez López, situaba al Oviedo ante la posibilidad de dar un golpe en la cúpula de clasificación en la visita de los 'chicharreros' al Tartiere del próximo domingo. El Caudal, con tropiezo ante el colista, no amenazaba la tercera posición de los carbayones. Pero, como casi siempre, el Oviedo no cumplió y se encargó de dejarlo todo igual con una jornada menos por delante para que se termine la competición regular en el Grupo I de la Segunda División B.
Por si fuese poco el disgusto deportivo, éste se acrecentó aún más al estar respaldado el equipo por más de 600 aficionados en el Municipal de Guijuelo y ser mayoría en la grada en un encuentro para el que el campo local se engalanó y recibió al Oviedo con bocadillos del producto local más conocido gratis: el jamón. Parece que las buenas amistades, a raíz de la eliminación del refundado Astur en la temporada 2003-2004 ante los chacineros, no se olvidan, aunque el Oviedo sólo haya sacado tres empates en otras tantas visitas a esta pequeña localidad del sur de Salamanca, poco rentable para la necesidad del conjunto azul.
De inicio, Granero decidió dar continuidad, por tercer partido consecutivo, al mismo once tras el empate en Valdebebas y la victoria en casa ante el filial del Atlético de Madrid. Pero el equipo, lejos de consolidarse sobre el campo, pareció otro. El campo sintético, el rival, el calor, el viento... Podrían ser muchos los factores externos que pudiesen emplearse como argumentos para justificar el insulso empate sin goles con el que terminó el choque, pero sería ridículo buscar excusas al pobre espectáculo que unos y otros ofrecieron a los espectadores durante el choque.
Si bien es cierto que los carbayones dieron la impresión de haber salido enchufados al encuentro con tres claras aproximaciones al área de Edu Calvo, en una de ellas Cervero estuvo muy cerca de desestabilizar el marcador, el partido se fue diluyendo entre bostezos hasta que el colegiado enseñó el camino de los vestuarios. Para poco más dio la primera mitad, soporífera y aburrida, poco agradable para el espectador, que para esperar que el segundo acto pudiese ser algo más entretenido y vibrante.
Con el transcurso de los siguientes cuarenta y cinco minutos, Granero intentó darle mayor posesión y vistosidad a un Oviedo que perdía constantemente todos los duelos por arriba y que veía como todas las segundas jugadas eran para el equipo de Sito. El técnico valenciano buscó algún revulsivo en el banquillo y movió ficha con el ánimo de alterar el monótono guión por el que discurría el encuentro. No obstante, las entradas de Señé e Íker por Busto y Pepe Díaz sirvieron de poco. Es cierto que el catalán dispuso de un disparo dentro del área que se marchó desviado a los 62 minutos y que pudo haber cambiado el sino del partido, pero únicamente pasó a engrosar la estadística.
El Oviedo siguió intentándolo. En ese sentido, también Casares gozó de una ocasión que terminó en la parte exterior del larguero poco después. La jugada acabó con una acción local de juego peligroso que el Oviedo tampoco supo manejar con acierto. Desde ahí y hasta el final del encuentro, la sensación de peligro pudo trasladarse a la portería de Orlando Quintana, aunque los apuros tampoco llegaron a alcanzar grandes cotas de peligrosidad para el equipo que dirige José Carlos Granero.
En ese tramo final, Aitor Sanz vio su decimoquinta cartulina amarilla de la temporada, lo que le impedirá jugar el domingo a las 12 del mediodía en el importante encuentro de los azules ante el Tenerife en el Carlos Tartiere. La visita del líder de la categoría a Oviedo podría representar el último cartucho de los azules para intentar pelear por la primera plaza, un objetivo que parece ahora lejano. Pero una victoria carbayona pondría a los 'chicharreros' con sólo cuatro puntos por encima del equipo ovetense. La distancia, aún así, parece complicada de salvar viendo la irregularidad reinante en la categoría y de la que tampoco se libran los jugadores de Granero, que no terminan de arrancar.
Difícil postura la de Granero. Desde su llegada ha proclamado que el
objetivo del equipo es el primer puesto. El empate del Tenerife horas
antes, dejaba a los azules en una situación inmejorable. El cálculo azul
pasaba por la victoria en Guijuelo y derrotar al Tenerife en el
Tartiere dentro de una semana. El empate en tierras salmantinas daba al
traste con el primer paso. Sin embargo, junto al cálculo meramente
matemático, Granero abandonó el terreno de juego satisfecho con la
imagen de su equipo. Al menos, los azules se habían empleado según las
directrices previstas. Por eso, su discurso estuvo plagado de matices
positivos.
«Entiendo que se genere ilusión en la gente. Tras los resultados la gente pensó que nos pasearíamos y ganaríamos, pero no es así. El Guijuelo es de los equipos más en forma del grupo», reflexionó el entrenador del Oviedo. «Sabíamos qué clase de partido teníamos que jugar. Que sería feo porque es difícil jugar por abajo. Hemos estado más cerca de ganar que de perder», añadió.
Granero se marchó con la sensación de que su equipo mereció más en los noventa minutos. «Hemos generado cinco o seis ocasiones claras que en otros partidos, creando menos, acertamos. Hemos dado la cara hasta el final. Al equipo lo he visto bien. Aquí se tiene que jugar así porque esto es la Segunda B», analizó. Y resaltó más virtudes: «defensivamente estuvimos perfectos. Nos ha faltado tranquilidad en el campo contrario. Si metemos una ocasión hubiéramos condicionado el partido. Otro equipo grande marca aquí y se lleva el partido».
El valenciano hizo referencia a cómo gestionó con el vestuario el tropiezo del Tenerife algunas horas antes: «hicimos el pre-partido pensado pero reconozco que cuando subieron al autobús sabían los resultados. Puede ser negativo, no se puede confundir las ganas con la ansiedad, pero lo hemos gestionado bien. He visto al equipo maduro».
Por su parte la interpretación de Sito, entrenador
del Guijuelo, poco tuvo que ver con la de José Carlos Granero. Si el
oviedista había visto el partido inclinado a favor de los suyos, para el
técnico local «las mejores ocasiones han sido nuestras». Sito intentó
justificar el mal partido visto sobre el sintético de Guijuelo
admitiendo que «mi equipo se ha contagiado de la propuesta de juego del
Oviedo».
Sito no tuvo reparos en reconocer que el empate entre ambos equipos no había sido muy vistoso para el espectador. «Fue un partido muy trabado, espeso, con poco fútbol. Los dos competimos bien. Hemos salido demasiado excitados pero en líneas generales hemos completado un buen partido», explicó. «La forma de jugar del Oviedo es directo, no elaboran. Es difícil cambiar de velocidad cuando te enfrentas a un equipo que juega tan directo», añadió. «no hemos sufrido defensivamente. El partido no ha sido bonito y lo sentimos por la gente que acudió al campo esta tarde», destacó el técnico.
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