Foto: Sergio López / El Comercio |
Toni Fidalgo vuelve al Oviedo, tras ser el presidente más
breve de su historia. Y regresa dispuesto a liderar un proceso de
transición y estabilización de la entidad, que vive uno de los momentos
más complicados de su historia. El periodista avilesino tiene claro lo
que debe hacer y está dispuesto a poner toda experiencia en el mundo del
fútbol para llevar adelante el proyecto.
¿Qué sensaciones ha tenido en sus primeras 48 horas al frente del club?
La sensación que tengo es de una responsabilidad
tremenda, porque están tan en el límite las posibilidades de
supervivencia del Oviedo, que me preocupa tremendamente que la situación
pueda complicarse aún más.
¿Qué es lo más urgente e importante?
Me resulta imprescindible, como primer paso, que
Hacienda sea sensible. Tengo que transmitirles que somos un consejo
serio, que va a cumplir y que yo llevo hasta el final mi palabra. Pero
necesito un margen, porque sin ese margen se impide por completo el
acceso de fuentes económicas al Oviedo, con lo cual tendríamos que
cerrar. Suena poco grave, pero sería la desaparición del Oviedo.
¿Después que harán?
El Oviedo esta limitado por un presupuesto que, en
principio, solo lo consideramos a partir de los ingresos por los
abonados, sin perjuicio de otras fuentes de financiación que vayamos
poco a poco buscando, como publicidad, ingresos atípicos, aquellas
pequeñas cantidades que podamos recibir de las instituciones... Por la
vía que sea. La situación es gravísima, dependemos de nosotros mismos,
dependemos del oviedismo. Si el oviedismo, que parece que está en esa
disposición, colabora, si conseguimos llegar a los 15.000 abonados,
tendremos todavía un hálito de vida, pero ese hálito de vida también
está en manos de Hacienda y Seguridad Social, y ahí es donde yo quiero
transmitirles mi sentido de la responsabilidad y mi palabra. El Oviedo
va a cumplir, esto ya no es tambor y gaita, es otra cosa. Necesitamos
comprensión.
¿Se sienten un poco desbordados por lo que se han encontrado?
Podemos con ello, pero necesitamos el margen de
confianza que nos pueda otorgar Hacienda y la Seguridad Social.
Independientemente de eso, el trabajo lo sacaremos adelante, tanto en la
parte económica como en la comercial y en la deportiva, de eso que a
nadie le quepa duda.
¿Qué le pidió el alcalde?
Realmente no me pidió nada, simplemente me dijo: 'Toni,
confío en ti, tienes todo mi apoyo. Te conozco de tu paso por el fútbol
tantos años, aquí tienes el Oviedo y te respaldaré todo lo que
necesites'.
¿A que se comprometió con él?
No me comprometí a nada porque no me pidió compromiso.
Obviamente, en el ánimo y tácitamente estaba que el alcalde me pedía
respaldo. No tanto por alcalde, que también, no tanto por accionista de
referencia como Ayuntamiento, que también, sino, además, como oviedista y
me limité a plantearle que haría encaje de bolillos por resolver esta
situación, empezando por los cimientos que es darle estabilidad a la
sociedad. Si el Oviedo no tiene estabilidad, de poco valen los cantos de
sirena y fichajes galácticos.
¿Qué modelo de club cabe en la situación actual del Oviedo?
El modelo es el que debería imperar en el fútbol, que es
el del sentido común, que es lo que menos abunda en el fútbol. El
fútbol es un conglomerado, en general, aunque con excepciones, de
personajes que llegan con un desconocimiento y una osadía tremenda,
buscando solo el lustre social. Luego caen en su propia trampa,
deslumbrados por los medios de comunicación, por la proyección social
que nunca han tenido y todo esto los ciega y los deslumbra. Y ahí es
donde aprovechan aquellos que están al acecho para meterlos en el
desbarajuste económico en el que se meten. El fútbol necesita sentido
común, al fin y al cabo es un juego de niños del que nos hemos apropiado
los mayores, pero algunos de esos mayores son unos insensatos. Por eso
el fútbol está como está. El ejemplo es muy válido para el Oviedo. No
voy a hablar de intenciones, creo que era muy buena la intención de
Alberto González y de Ángel Martín, pero cuando dijo 'me da igual que
Toni Fidalgo y Sabino se vayan, esto lo llevo yo con la punta del
capullo.', puso de manifiesto que no sabía donde se había metido y en
ese acto de irresponsabilidad cayó la sociedad, con ese sentido de
ostentación absurda en la que se situó.
¿Cómo recuerda su salida del club en la anterior etapa?
No tengo la más mínima duda de que hice lo más correcto.
No tengo una bola de cristal, pero tengo esos años de conocimiento de
los personajes que hay en el fútbol y, a veces, la gente me pregunta por
qué hay estos personajes en el fútbol. Pero no es el fútbol el que da
estos personajes, que ya están en la sociedad, el fútbol no hace nada
más que darlos a conocer. Ahí están las hemerotecas, cuando me fui
advertí claramente de que la sociedad entraba en una situación
preocupante y ahora me duele porque lo está pagando el oviedismo. Aquel
proyecto del que dije que era una mascarada, que era humo, incluso algún
asesor áurico llego a decir que todo lo que él hiciera en el Oviedo iba
a ser un éxito. Todas estas cosas son impresentables, son de sonrojo.
Ahora hay una situación que tengo que asumir y lo hago de forma
plenamente consciente y responsable.
-¿En dos o tres meses no da tiempo para mucho?
-Dará tiempo a poner los cimientos y ejecutar la
actuación inmediata. A mi me gustaría que llegaran inversores y que yo
pudiera ofrecerles un club en vías de saneamiento y con la programación
de ese saneamiento hecha, porque eso facilitaría el acceso de nuevos
accionistas. Ahora bien, lleguen los que lleguen, se necesita sentido
común, ponderación y sensatez, porque si no, volverá el club a lo mismo.
La penicilina y el teléfono ya están inventados, no se necesitan
inventores, se necesita gente que tenga conocimiento, rigor y
perspectiva, nada más, no hace falta estudiar en Harvard
¿Qué espera de la ampliación de capital?
Me gustaría que fuera rotunda y que hubiera
fundamentalmente participación de inversores de Oviedo y Asturias. Me
preocupan los 'grandes salvadores' y me preocupan los 'futbolmocho'. Hay
casos cercanos, como en Santander, el jeque que llegó a Getafe y otros
de triste recuerdo que han irrumpido en el fútbol. Como me parece muy
difícil que haya un solo inversor asturiano, sería ideal que haya 8 ó 10
inversores asturianos que aporten pequeñas cantidades. Eso sería lo
ideal, porque ahí habría sentimiento y cariño.
¿Qué pasó con Pina?
Yo represento al Oviedo, defiendo los intereses del
Oviedo y los intereses del Oviedo no coincidían con los de Pina. El
papel lo aguanta todo, pero luego la realidad es de otra manera, traté
por todos los medios de encontrar un punto de entendimiento con él, pero
con las condiciones que le eran favorables al Oviedo, no las que le
eran favorables a Pina. Y estas condiciones no le interesaban a Pina.
Por lo tanto, tuvimos que tomar la decisión de romper las relaciones
profesionales, que no las personales.
¿Cuál será el proyecto deportivo ahora?
De manera inmediata presentar un entrenador, que encaje
con el perfil del Real Oviedo, lo que podría ser el martes, no quiero
dar más margen. A partir de ahí, con lo que ha de ser la columna
vertebral técnica del Oviedo, que será ese entrenador, Fermín Álvarez y
Toño Velázquez, se pongan de inmediato a completar la plantilla.
¿Ha sentido el respaldo de los aficionados?
He sentido una sensación similar a la de la otra
ocasión, afecto, cariño y una confianza depositada en mi que me llena
aún más de responsabilidad. Obviamente, en un colectivo tan amplio puede
haber gente que discrepe, yo lo comprendo. También soy consciente de
que si se pierde algún partido, puede haber críticas, pero como conozco
el fútbol lo voy a asumir. Lo que quiero transmitir al oviedismo es que
vengo y me tiene a su disposición para poner al Oviedo en la rampa de
lanzamiento de la normalidad y que aplicaré todo el conocimiento y la
experiencia que tengo dentro del mundo del fútbol en beneficio del
Oviedo. Trataré de dejarles a los que lleguen el club en las mejores
condiciones posibles.
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