Foto: tenerifedeportivo.com |
Real Oviedo: Dani Barrio; David Fernández, Mantovani, Baquero, Álvaro; Casares (Jandro, minuto 61), Aitor Sanz, Pascual (Manu Busto, minuto 79), Iker Alegre; Cerrajeria y Oscar Martínez (Cervero, minuto 64)
Árbitro: Munuera Montero (Andalucía). Amarilla a los locales Amado y Moyano, y al oviedista Pascual. Expulsó por doble amonestación a Aitor Sanz en el minuto 89.
Goles: 1-0, minuto 78: Suso; 1-1, minuto 82: Diego Cervero
Climatologia: Nuboso y lluvia en el tramo final con 20.1ºC
Incidencias: Heliodoro Rodríguez López, 8.525 espectadores.
Si alguien le hubiera
puesto al partido la etiqueta de «play-off» no hubiera extrañado.
Entiéndase esto como una crítica antes que una alabanza. Lo de ayer fue
un encuentro donde la tensión se impuso al fútbol. Hubo mucho para
intuir y poco para disfrutar. Un partido táctico, que dirían los que
prefieren usar un epíteto para suavizar la crítica. Sólo los 20 minutos
de vendaval del Tenerife en la segunda mitad destacaron en un duelo en
el que Cervero rescató un punto en la recta final para que la expedición
azul regresara de la Isla con una alegría justificada.
Los
retoques -de nuevo- de Sarriugarte en el once tuvieron su efecto. Al
menos a corto plazo. El Oviedo planteó sobre el césped del Heliodoro
quince minutos de autoridad. Con el balón, la presencia de Pascual
parece imperativa. El Oviedo hace tiempo que echa en falta un
centrocampista de esas características. Defensivamente, Cerrajería en la
posición de mediapunta se convirtió en el primer bastión defensivo. A
la hora de ejercer la presión, el vasco parece más importante que Señé o
Busto, apuestas más livianas. Otro tema a discutir es el potencial
ofensivo.
Con el nuevo traje, el Oviedo salió resultón. Sin llegar
a exigir a Aragoneses, los de Sarriugarte tuvieron el balón y se
aproximaron con cierto peligro. Un par de incursiones de Cerrajería y un
centro de Álvaro pusieron al Heliodoro sobre aviso. Con todo, no
pasaron de meras advertencias, sin más chicha que el de mantener al
Tenerife a raya, que ya es bastante.
El conjunto insular tampoco
protestó en ningún momento. Acogió su papel de equipo dominado con
cierta satisfacción. Da la impresión de que el conjunto de Cervera se
pierde en las tramas, lo suyo tiene que ver más con servir el balón al
cuarteto de arriba y esperar que todo se resuelva de alguna forma. Una
improvisación estudiada, valga la contradicción.
Arriba todo se
simplifica: Chechu y Suso no entienden otra cosa que no sea la
verticalidad, Aridane acecha a su oportunidad y Luismi Loro, como los
artistas, vive en su mundo, esperando que alguien se acuerde de él.
Fieles a su propuesta, los locales sólo se aproximaron a Barrio en algún
ataque aventurero de Chechu o Suso. Pobre bagaje para el líder de la
categoría.
La primera parte se consumió sin más importancia que las jugadas que
Pascual imaginó y sus compañeros o sus piernas no interpretaron
correctamente. El exceso de imaginación en segunda B no siempre obtiene
sus frutos, se suele premiar las propuestas más realistas.
Planteó cambios Cervera, míster local, para el segundo acto. Entró Yeray, un pivote de planta imponente, por Amado, central amonestado. Uno de esos cambios que vitorea la grada antes de conocer sus efectos. Y la grada no se equivocó. El Tenerife salió con más brío en la segunda mitad ayudado por el Oviedo, que bajó la intensidad de su presión. Hasta las malas noticias no parecieron perjudicar a los insulares. Luismi Loro se lesionó en una desgraciada jugada en la banda y tuvo que ser sustituido. Entró Cristo Martín y revolucionó, aún más, al Tenerife.
Fueron los peores momentos del Oviedo en el césped. Las aproximaciones encontraron su primer momento clave a los 55 minutos. Cristo se internó por la derecha, filtró el balón al área a Aridane y sólo la intervención de Barrio evitó el gol. Quien pensaba que lo peor había pasado se equivocó. Cristo lo intentó con un duro disparo tras recortar a Mantovani a los 64 minutos, Chechu de tijereta dos minutos después y Yeray con otra volea. El asedio total. Más clara fue la del minuto 70, con los dos puntales chicharreros mostrando su poderío. Chechu desbordó, levantó la cabeza y centró. Suso, sólo, falló a puerta vacía emulando a Rubiato la temporada pasada.
Tras la exhibición del Tenerife llegó el gol. Justo cuando parecía que amainaba el vendaval. Y lo hizo en una jugada embarullada, curioso premio a las numerosas jugadas trenzadas de los locales. Llorente usó una falta desde el medio del campo como excusa para buscar el follón. Baquero no protegió la llegada del tanque Aridane y a Barrio se le escapó el balón, viscoso, de las manos. El balón terminó en los pies de Suso que esta vez no falló.
El gol premió los méritos insulares, nadie dudará, pero al contrario que ocurre con otros equipos no hundió al Oviedo. El empate llegó en una jugada aislada, es cierto, pero con efectivos de sobra en el área canaria como para hablar de algo más que un acto de fe.
Alegre centró el balón desde la izquierda en un ataque de optimismo. Nadie podría pensar que Jandrín y su 1,60 centímetros aprovechara ese balón para convertirse en Jandro, poderoso rematador, que de cabeza cedió a Cervero para empatar. El empate supo a victoria. Se logra en campo del líder y mantiene a los de Sarriugarte en la pomada. El análisis es positivo si se hace por encima, sin entrar en los detalles.
La rueda de prensa sirvió como improvisaba prórroga del partido. El
empate daba pie a varias interpretaciones y los dos técnicos mostraron
su punto de vista, diferente sobre lo ocurrido. «Ha habido una parte
para cada equipo, el empate es justo», indicó Sarriugarte en la rueda de
prensa. No tardó ni 5 minutos Cervera, técnico local, en mantener una
teoría muy diferente: «tiraron una vez a puerta y marcaron. Es la
realidad. Si el Oviedo se va contento con lo que hemos visto...
fenomenal. Yo sí me voy contento con mi equipo».
Las discrepancias también afectaron a la definición del gol visitante. «Un gran centro lateral, bien ganado y rematado con certeza por Cervero», para un optimista Sarriugarte y «un bombazo del extremo izquierdo, que se la lleva uno de 1,60 cm de altura de cabeza y acaba en el empate», según un apesadumbrado Cervera. En algo sí coincidieron los dos técnicos: la primera parte permitió ver una versión azul mucho mejor que en el segundo acto. «El primer tiempo ha sido del Oviedo, Hemos tenido el control del juego y opciones en ataque. Sólo nos faltó remate y convencimiento. Hemos detenido a un rival temible en su campo», expresó el técnico visitante. «Nos faltó elaboración», admitió Cervera; «mientras los equipos rivales mantienen el físico nos puede costar».
La segunda mitad respondió a un claro dominio del Tenerife. Los 20 minutos de ocasiones locales sólo terminaron con el tanto de Suso, cuando el saldo podría haber sido más favorable para los tinerfeños. Cervera se lamentó de que «parece que tenemos que hacer muchas ocasiones para hacer gol y, en cambio, los rivales nos hacen tantos con menos méritos». Sarriugarte reconoció la superioridad local en esos minutos, pero prefirió hacer una lectura positiva: «ellos son temibles en racha. A pesar del 1-0 sacamos la casta para empatar un partido muy difícil. El año pasado los jugadores me decían que salieron tristes tras el 3-0, y este año no ocurre eso».
El discurso del técnico vasco fue aún más ambicioso. «Fue una pena la expulsión de Aitor Sanz, porque con el partido roto se podía abrir a ocasiones. Nos vamos con la sensación de que la primera parte estuvimos bien y en la segunda nos costó algo más», resumió Sarriugarte. «Nuestra segunda parte ha sido la mejor que hemos hecho en toda la temporada. Es complicado ver un nivel de juego así en esta categoría», le contestó Cervera.
Al final, el resultado dejó más alegría en el vestuario azul. Empatar en campo del líder en un partido en el que el cómputo global favorecía al Tenerife supone para los azules un motivo de satisfacción. La distancia con el líder se mantiene en los 6 puntos, lo que no parece una diferencia insalvable a estas alturas de campeonato. Sarriugarte ensalzó la labor de sus futbolistas antes de abandonar la rueda de prensa. «el equipo ha luchado hasta el final y no se ha ido nunca del partido. Por las críticas que veo parece que siempre nos falta algo, pero la realidad es que dimos la cara y empatamos en casa del líder con un jugador menos en los minutos finales», coronó.
Tras los resultados de ayer, el Oviedo en los puestos de promoción de ascenso. Los azules caen al cuarto lugar y son superados por el Salamanca, que ayer ganó en Zamora. Los oviedistas están a seis puntos del líder, Tenerife y a cinco del Avilés que sigue manteniendo la segunda plaza de la clasificación.
Nacho Azparren / La nueva España
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