Con el Alcalá enfrente, tres puntos en juego y un paso más en la lucha por el ascenso, el Oviedo también se cruza con una pequeña ilusión que puede llegar en forma de regalo añadido. Si los azules derrotan esta mañana al Alcalá se colocarán momentáneamente al frente de la clasificación, serán líderes de su grupo de Segunda B con la segunda mitad de la competición empezada. Sería durante unas horas, hasta que Caudal y Tenerife se encarguen por la tarde de fijar las posiciones de forma definitiva.
Nadie en el vestuario azul hablará claramente de esta posibilidad. Liderar el grupo ahora se considera algo anecdótico, una agradecida consecuencia del trabajo bien _hecho antes que un dato al que _agarrarse. Al menos a estas alturas. Pero significaría que el Oviedo se encuentra en una posición de privilegio, desconocida en los últimos años de penurias.
La sensación de los de Sarriugarte es que el equipo va a más. Los dos últimos meses de competición demuestran que lo que antes eran dudas se han convertido en certezas (El Molinón aparte) y que presupuestos básicos en un equipo campeón (defensa sólida y acierto en la estrategia, por poner dos ejemplos) ya forman parte de la colección de virtudes de los azules. Si se mantiene la eficacia lejos del Tartiere, estaremos hablando de alcanzar metas mayores.
Y en eso está el Oviedo en escenarios como Alcalá de Henares. Lugares de la geografía española con escasa tradición futbolística de postín que sirven para recordar que la penitencia por los pecados del pasado es tremendamente costosa. El Alcalá es penúltimo en la tabla, su lucha es muy diferente a la del Oviedo (al igual que su plantilla, afición o presupuesto), pero en Segunda B las ventajas teóricas suelen ser ignoradas con demasiada facilidad. Por eso Sarriugarte ha preferido esta semana seguir una vez más con un discurso cauteloso en el que la palabra liderato no aparece ni con requerimiento de los periodistas. El técnico defiende que la competición es muy larga y que la tabla en estos momentos es algo poco más que anecdótico.
Las ausencias en el once serán cubiertas con jugadores de peso, con experiencia en categorías superiores. Por lo visto estos últimos _días en El Requexón, Sarriugarte repetirá su esquema de toda la temporada, con la siguiente alineación: Dani Barrio; David Fernández, Mantovani, Baquero, Álvaro; Aitor Sanz, Cerrajería; Xavi Moré, Pepe Díaz, Casares; Fran Sol. Ellos, en principio, tendrán la oportunidad desde las 12.00 horas de situar momentáneamente al Oviedo a la cabeza de la tabla. Pero en la plantilla sólo preocupan los tres puntos. Suficiente preocupación.
Sarriugarte podrá por primera vez lucir fondo de armario. Las bajas por diversos motivos –Íker Alegre, por sanción; Busto, Cervero y Orlando Quintana, por lesión– hacen que el técnico tenga que hacer uso de su plantilla. Los principales beneficiados serán dos de los nuevos: Pepe Díaz y Fran Sol jugarán por primera vez como titulares con la camiseta del Oviedo.
Para Pepe Díaz la experiencia será importante, ya que sólo suma una titularidad en lo que va de temporada. La primera parte del campeonato con la camiseta del Córdoba no fue todo lo positiva que esperaba y su salida en el mercado de invierno respondía a la necesidad de volver a tener minutos. La oferta del Oviedo fue la elegida para tal propósito.
El caso de Fran Sol es similar. Tras un inicio prometedor, el delantero apenas gozó de oportunidades con Quique Setién en el Lugo. Con un solo gol a sus espaldas, el madrileño le pidió a su club de origen (el Madrid) que estudiara la opción de recalar en el Oviedo para tener nuevas oportunidades. Su llegada se gestó en apenas dos días. Con los azules disfrutó de seis minutos en Fuenlabrada y se cayó de la convocatoria la semana pasada ante el San Sebastián de los Reyes.
El tercer fichaje que entraba en la convocatoria es Héctor Simón, que deberá esperar su oportunidad desde el banquillo. Aitor Sanz y Cerrajería mantienen la vitola de titulares.
Nadie en el vestuario azul hablará claramente de esta posibilidad. Liderar el grupo ahora se considera algo anecdótico, una agradecida consecuencia del trabajo bien _hecho antes que un dato al que _agarrarse. Al menos a estas alturas. Pero significaría que el Oviedo se encuentra en una posición de privilegio, desconocida en los últimos años de penurias.
La sensación de los de Sarriugarte es que el equipo va a más. Los dos últimos meses de competición demuestran que lo que antes eran dudas se han convertido en certezas (El Molinón aparte) y que presupuestos básicos en un equipo campeón (defensa sólida y acierto en la estrategia, por poner dos ejemplos) ya forman parte de la colección de virtudes de los azules. Si se mantiene la eficacia lejos del Tartiere, estaremos hablando de alcanzar metas mayores.
Y en eso está el Oviedo en escenarios como Alcalá de Henares. Lugares de la geografía española con escasa tradición futbolística de postín que sirven para recordar que la penitencia por los pecados del pasado es tremendamente costosa. El Alcalá es penúltimo en la tabla, su lucha es muy diferente a la del Oviedo (al igual que su plantilla, afición o presupuesto), pero en Segunda B las ventajas teóricas suelen ser ignoradas con demasiada facilidad. Por eso Sarriugarte ha preferido esta semana seguir una vez más con un discurso cauteloso en el que la palabra liderato no aparece ni con requerimiento de los periodistas. El técnico defiende que la competición es muy larga y que la tabla en estos momentos es algo poco más que anecdótico.
Las ausencias en el once serán cubiertas con jugadores de peso, con experiencia en categorías superiores. Por lo visto estos últimos _días en El Requexón, Sarriugarte repetirá su esquema de toda la temporada, con la siguiente alineación: Dani Barrio; David Fernández, Mantovani, Baquero, Álvaro; Aitor Sanz, Cerrajería; Xavi Moré, Pepe Díaz, Casares; Fran Sol. Ellos, en principio, tendrán la oportunidad desde las 12.00 horas de situar momentáneamente al Oviedo a la cabeza de la tabla. Pero en la plantilla sólo preocupan los tres puntos. Suficiente preocupación.
Sarriugarte podrá por primera vez lucir fondo de armario. Las bajas por diversos motivos –Íker Alegre, por sanción; Busto, Cervero y Orlando Quintana, por lesión– hacen que el técnico tenga que hacer uso de su plantilla. Los principales beneficiados serán dos de los nuevos: Pepe Díaz y Fran Sol jugarán por primera vez como titulares con la camiseta del Oviedo.
Para Pepe Díaz la experiencia será importante, ya que sólo suma una titularidad en lo que va de temporada. La primera parte del campeonato con la camiseta del Córdoba no fue todo lo positiva que esperaba y su salida en el mercado de invierno respondía a la necesidad de volver a tener minutos. La oferta del Oviedo fue la elegida para tal propósito.
El caso de Fran Sol es similar. Tras un inicio prometedor, el delantero apenas gozó de oportunidades con Quique Setién en el Lugo. Con un solo gol a sus espaldas, el madrileño le pidió a su club de origen (el Madrid) que estudiara la opción de recalar en el Oviedo para tener nuevas oportunidades. Su llegada se gestó en apenas dos días. Con los azules disfrutó de seis minutos en Fuenlabrada y se cayó de la convocatoria la semana pasada ante el San Sebastián de los Reyes.
El tercer fichaje que entraba en la convocatoria es Héctor Simón, que deberá esperar su oportunidad desde el banquillo. Aitor Sanz y Cerrajería mantienen la vitola de titulares.
El rival sobre el terreno de juego tendrá un arma extra a su favor. Borja Rubiato, jugador del Oviedo hasta el último verano, se presenta como la amenaza más firme de un Alcalá que reza por lograr una victoria que no le aleje del objetivo de la salvación.
Rubiato amenaza ahora con hacer crecer la maldición de los azules con los futbolistas que pasaron por sus filas. En los últimos años ha sido habitual que un jugador con pasado en El Requexón haya logrado batir la meta de los azules. El propio Rubiato ya lo logró en la primera vuelta, cuando jugaba en el Zamora. Los de Sarriugarte igualaron a dos goles lejos del Tartiere y los dos tantos locales fueron obra de Borja Rubiato. El daño puede ser aún mayor, pero el madrileño malogró una ocasión franca para el Zamora en los minutos finales que le hubiera dado la victoria a los de Roberto Aguirre.
Está siendo una buena temporada en el aspecto personal para Rubiato. El delantero acumula nueve tantos en la Liga. Ocho de ellos los logró con la camiseta del Zamora, club que le ha dejado salir en el reciente mercado de invierno. Después de acumular algunos meses sin cobrar, Rubiato solicitó la baja, que le fue concedida con una compensación económica. El madrileño prefirió firmar con el Alcalá, cerca de su casa, antes de aceptar alguna de las ofertas sobre la mesa, como las de Jaén y Logroñés.
Rubiato ya ha logrado anotar con el Alcalá, fue en su debut con los madrileños en el empate ante el Marino, cuando marcó de penalti.
Rubiato amenaza ahora con hacer crecer la maldición de los azules con los futbolistas que pasaron por sus filas. En los últimos años ha sido habitual que un jugador con pasado en El Requexón haya logrado batir la meta de los azules. El propio Rubiato ya lo logró en la primera vuelta, cuando jugaba en el Zamora. Los de Sarriugarte igualaron a dos goles lejos del Tartiere y los dos tantos locales fueron obra de Borja Rubiato. El daño puede ser aún mayor, pero el madrileño malogró una ocasión franca para el Zamora en los minutos finales que le hubiera dado la victoria a los de Roberto Aguirre.
Está siendo una buena temporada en el aspecto personal para Rubiato. El delantero acumula nueve tantos en la Liga. Ocho de ellos los logró con la camiseta del Zamora, club que le ha dejado salir en el reciente mercado de invierno. Después de acumular algunos meses sin cobrar, Rubiato solicitó la baja, que le fue concedida con una compensación económica. El madrileño prefirió firmar con el Alcalá, cerca de su casa, antes de aceptar alguna de las ofertas sobre la mesa, como las de Jaén y Logroñés.
Rubiato ya ha logrado anotar con el Alcalá, fue en su debut con los madrileños en el empate ante el Marino, cuando marcó de penalti.
Nacho Azparren / La nueva España
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