jueves, 22 de marzo de 2012

Nuevo ridiculo del Real Oviedo

Al poco acierto del cojunto azul hay que unirle la penosa actuacion del señor que lleva el silbato (arbitro)

 UB Conquense: Caballero; Samu Piette, Juli Ferrer, Cuesta (Dani Martí, minuto 63), Morillas; Javi Selvas, Cubillo (Mauri, minuto 75); Ruano (Cristian, minuto 75), Dani Rodríguez, Pulga; y Vinuesa
 
Real Oviedo: Lledó; Owona (Negredo, minuto 79), Juanpa, Juanma, Candela; Teo (Falcón, minuto 63), Aitor Sanz, Pelayo, Abasolo; Manu Busto y Martins (Oscar Martínez, minuto 63)

Árbitro: Munuera Montero (Andalucia). Amarilla a los locales Pulga, Cubillo, Javi Selvas y Morillas, y a los visitantes Candela, Owona, Pelayo, Falcón y Oscar Martínez. Expulsó, por doble amonestación, a Aitor Sanz en el minuto 57

Gol: 1-0, minuto 85. Mauri, con la derecha

Incidencias: Estadio Municipal de La Fuensanta, 500 espectadores

Hace tiempo que la versión del Oviedo a domicilio se ha acostumbrado a jugarse todo al azar. Decidido a no hacer valer su condición de superioridad, los azules prefieren dejar el signo del partido a cuestiones de fortuna. Como si los tres puntos dependieran de un cara o cruz, de los dados o de la ruleta rusa. O de un piedra, papel o tijera si prefieren. El problema de este guión es que deja el resultado demasiado expuesto a cuestiones externas. El colegiado Munuera Montero es uno de esos elementos inesperados.
 
Vaya por delante que el juego azul fue el de los peores días. Con la correspondiente concesión a la lucha y entrega habituales, la capacidad de creación recordó al de las tardes más aciagas. Los enormes defectos de un timorato Conquense parecieron poco visibles ante la propuesta del Oviedo. Los de Pacheta igualaron voluntariamente el duelo como ya ocurriera en La Roda, Luanco o Vecindario. Con resultado negativo en la mayoría de los casos.

El elemento desestabilizador esta vez fue el colegiado andaluz. Munuera Montero es uno de esos árbitros con aspecto chulesco, gestos histriónicos y facilidad para el protagonismo. Apunten su nombre porque le espera un gran futuro en la elite. Además de mermar al Oviedo con la inexplicable expulsión de Aitor Sanz, el trencilla fue dinamitando la moral con pequeños detalles.

El manual del desastre azul se inicia en el minuto 7. Una buena (y única) combinación dejó a Aitor Sanz en la frontal del área. El pivote soltó un latigazo desde la frontal y sólo una gran intervención de Caballero evitó el tanto. El colegiado señaló saque de puerta. Aitor Sanz se dirigió educadamente al colegiado para indicarle que el portero había punteado el lanzamiento. Nada de elevación de voz ni de gestos de menosprecio. Así lo cuentan los protagonistas en el césped y así pareció desde la grada. El árbitro premió la observación con amarilla.

La misma medida que usaría minutos después para sancionar dos faltas tibias de Candela y Owona. Y que más adelante repetiría con Pelayo. «Tanta amarilla condiciona», explicaría minutos después Pacheta en la rueda de prensa.

Para entonces, el Oviedo había dado muestras de sobra para demostrar que aquella no era su tarde. El citado lanzamiento de Aitor Sanz y un intento de vaselina de Manu Busto fue el pobre bagaje de los de Pacheta en la primera mitad. El técnico atribuiría después el poco acierto en ataque a la falta de inspiración de los jugadores llamados a marcar la diferencia. Se echó en falta algo más que simples ataques emprendedores: un plan coral o algo que implique al colectivo, por ejemplo. El Conquense limitó su aportación en ataque a una falta de Ruano y una contra de Pulga. Su condición de colista no es fruto de la casualidad.

La segunda mitad comenzó con protagonismo arbitral. No podía ser de otra forma. A los 10 minutos de la reanudación Aitor Sanz vio la segunda amarilla en una falta que no tuvo nada de especial. Una contra local, un choque en el centro del campo y el capitán azul en medio del meollo. El colegiado no dudó un instante y expulsó al pulmón azul. El colegiado pareció disfrutar con la escena.

Sólo cinco minutos después demostró que vivía su momento de gloria en el partido. Acostumbrado a las tarjetas, Munuera Montero buscó la motivación más allá del terreno de juego y expulsó al delegado local, un hombre con aspecto bonachón y alma de «hooligan» perfectamente capacitado para hacer oposiciones a delegado del Sevilla.

Pacheta reaccionó con rapidez a la inferioridad numérica. Falcón entró para reforzar el centro del campo y Óscar Martínez fue elegido en el papel de superviviente, alguien a quien buscar en las escasas opciones en ataque. El equipo se atrincheró entonces delante de la portería de Lledó. Sin opciones en ataque, el rendimiento defensivo sí recordó al de los mejores momentos. Pero conceder tanto terreno suele pagarse.

El partido se convirtió en un monólogo local. El Oviedo se limitó a cerrar el paso del Conquense como pudo, pero la oposición a las inmediaciones del área fue demasiado tenue. Que el Conquense es un equipo tierno ya había quedado demostrado antes de la recta final. La falta de voracidad de los delanteros locales invitaba al árbitro a señalar pasivo, como en el balonmano, en muchas ocasiones. Los ataques del Conquense llegaban hasta el área azul con la misma facilidad que luego desaparecían.

El Oviedo fue sintiéndose cómodo con el resultado a medida que avanzaba el partido. Como si la expulsión de Aitor Sanz hubiera sido la excusa perfecta para actuar de una forma tan cínica. Atrincherarse en el área de Lledó ante el colista cuando tienes una renta que rebajar con los cuatro primeros suena a situación en la que es obligatorio irse al ataque. Aun cuando estés con uno menos.

No lo hizo el Oviedo y lo acabó pagando. Esta vez, el mazazo llegó a cuatro minutos del final, para redondear una tarde aciaga. Un rechace en el área azul -suele ocurrir cuando acumulas jugadores en las inmediaciones del área- cayó en los pies del recién ingresado Mauri, que ajustó el disparo a la red. Lo de jugar con la suerte tampoco obtuvo los frutos deseados esta vez.

Finalizó el partido sin apenas acercamientos azules, aniquilado al mismo tiempo por su incapacidad fuera de casa y por la actuación arbitral. Munuera Montero cerraría su gloriosa actuación en el acta: No, el verbo echar no lleva «h», pero bien haría el colegiado en empezar por centrarse en su labor en el terreno de juego.

Con todo, se confundiría quien piense que el único problema de este Oviedo es la actuación arbitral. Puede servir como pretexto en un caso concreto, pero el saldo general dice que falta algo más para aspirar a los puestos nobles. El peor enemigo del Oviedo es el calendario: quedan 8 jornadas y las dudas aprietan como nunca. El Albacete será el siguiente en pasar por el Tartiere en un partido que puede significar un punto de inflexión. 

Al termino del partido el prepararador azul Pacheta realizo las siguientes declaraciones:

El equipo muestra una cara en el estadio Carlos Tartiere y otra distinta lejos de él
No somos fiables fuera de casa, ¿verdad? Creo que veníamos con buenas sensaciones y hemos querido competir, pero no se puede competir si no damos una patada y en los primeros minutos ya tenemos a los dos centrocampistas y a los dos laterales con tarjetas. Esto nos condiciona y es muy complicado competir así. Estoy asustado con lo que está pasando, tremendamente asustado. Admito cualquier crítica al juego, pero no es normal lo que oyes y lo que los jugadores dicen que está pasando. Hay algo que no me cuadra y no puede ser que todos los días no nos dejen competir. Hoy, cuando estamos metidos en el partido, nos vemos condicionado en veinte minutos. Con ello no quiero achacar a que no estuvimos brillantes. Su gol llegó tras un rechace y hay poco que objetar. No estamos siendo excesivamente fiables fuera de casa, mientras que en nuestra casa somos muy buenos. Estamos pagando no tener lejos del estadio Carlos Tartiere las buenas sensaciones que tenemos en él, pero hoy creo que hemos jugado condicionados y es muy complicado competir así.

Cuando comenta que lo que dicen los futbolistas, ¿a qué se refiere?
Las sensaciones que ellos cuentan, están condicionados. Estoy asustado y admito toda crítica al juego; el único responsable soy yo, pero vuelvo a repetir que es muy complicado, aunque vamos a seguir peleando. Felicito al Conquense, pero no me queda otra que pensar en el Albacete. Les pido a la afición que crean en el equipo y desde aquí les vuelvo a pedir que den ese último empujón, como el del pasado sábado, y que sólo crea en un equipo que va a romperse la cara por ganar al Albacete.

Es un discurso complicado con los últimos encuentros a domicilio
Hoy he visto unas cosas distintas a las de Vecindario. Hemos estado metidos en el partido hasta el minuto 85, defendiendo, sí, claro, pero vuelvo a repetir que el partido estaba condicionado. Luego, el tercer cambio viene para evitar una lesión mas grave. Todo estuvo condicionado por una circunstancia u otra. Si eres contundente y no tienes posibilidades de serlo, nuestra manera de competir se va al suelo. Ahora parece que no podemos competir.

No se recuerda un partido con tan pocas llegadas al área rival
Hemos tenido situaciones en las que hemos elegido mal, aunque hemos tenido opciones en tres cuartos de campo, pero la gente que tiene talento no ha estado brillante y eso lo acabamos pagando. Es cierto que no hemos hecho todas las situaciones de peligro que solemos hacer, aunque creo que seguimos pagando caro las ocasiones del rival. Es el primer día que me escucháis decir que no pude competir...

Los locales reclamaron un posible penalti a Vinuesa, ¿lo ha visto?
No lo sé, también he visto alguna situación peligrosa a Juanma en el otro área. No voy a entrar a valorar una cuestión puntual, sino que entro en la globalidad del partido. Estoy preocupado porque fuera de casa no estamos a buen nivel y es lo que tenemos que corregir en estas últimas cuatro salidas que nos quedan.

¿Está insinuando que hoy no han sacado un resultado positivo debido al arbitraje?
Esa es una conclusión que hace usted (por el periodista), yo sí que he dicho que a los veinte minutos no podíamos competir como en el primer minuto. Eso condiciona, y mucho, al equipo, pero no quiero desviar la atención del juego ni del resultado.

El bagaje ofensivo de los suyos ha sido muy escaso y así puede resultar complicado ganar un partido
Esa es su opinión

Para acabar, la afición del Real Oviedo ha vuelto a dar muestras de su grandeza y esta tarde ha acudido a La Fuensanta a pesar del frío y de la hora a la que se ha disputado el partido
La afición nos apoya en todos los sitios a los que vamos y no somos capaces de darles una alegría para que se marchen contentos a casa. Eso es algo que me martillea y a los jugadores también. Agradezco a la afición su apoyo, lo hago siempre e incluso alguno pueda pensar que lo que tenemos que hacer es ganar, tiene razón, pero trabajamos y entrenamos para ello. Hay días que las cosas salen y otros no, aunque es cierto que fuera de casa no estamos dando ese nivel que sí damos en nuestra casa. 

Fuente: Nacho Azparren (La nueva España) // David Alonso (web del Real Oviedo)
Fotos: La nueva España 

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