Los azules cayeron en un horrible y penoso encuentro en el que Rubiato y Owona se retiraron antes de tiempo lesionados
UD Vecindario: Lampón; Simón, Amado, Achi, Roberto; Pollo, Yeray López, Poncho (Ruben Coméndez, minuto 77); Futre (Maikel, minuto 64), Yeray Ortega y Moisés (Michel, minuto 88).
Real Oviedo CF: Lledó; Owona (Falcón, minuto 52), Juanpa, Negredo, Álvaro; Teo, Aitor Sanz, Jorge Rodríguez, Nano; Martins (Oscar Martínez, minuto 71) y Rubiato (Manu Busto, minuto. 47)
Árbitro: López Puerta (Madrid). Amarilla al local Yeray y al oviedista Martins.
Goles: 1-0, minuto 72. Pollo; 2-0, minuto 87. Moisés; 3-0, minuto 90. Maikel.
Climatologia: mañana soleada; 18.5ºC
Incidencias: Municipal de Vecindario, 400 espectadores.
Los amantes de los sucesos paranormales pueden atribuirle a la calima canaria efectos devastadores sobre los cuerpos no adaptados a condiciones tan especiales. También en el fútbol. Para el resto de los mortales ese calor incómodo que aprieta sin llegar a asfixiar, que debilita los ánimos y los buenos propósitos, tiene una definición más llana: «Caraja». El amodorramiento es un estado común en los equipos que visitan las islas y se está convirtiendo últimamente en una marca registrada de este Oviedo acostumbrado a fallar cuando las cosas se ponen de cara, ya que en la jornada de ayer dos de sus directos rivales, Lugo y Tenerife, no pasaron del empate.
Eligiendo la explicación extrasensorial o la mundana, el resultado de tres a cero en Vecindario crea la sensación de una nueva oportunidad perdida para un equipo que ve cómo se acerca la recta final del campeonato con las opciones por colarse entre los cuatro primeros intactas, pero con dudas cada vez más relevantes sobre la talla del equipo.
Vaya por delante que este Oviedo no se diferenció en exceso del de otras salidas. Tómese este comentario como una crítica o una alabanza indistintamente de la valoración que se tenga del sistema de Pacheta. Serio, plantado atrás y peleón en cada metro del campo, el principal problema no llegó por la vía de la actitud. Pero si se pasa a analizar la propuesta de juego, ahí sí empiezan los problemas.
Fortalecido por los últimos resultados, Pacheta decidió volver a plantar un once de gladiadores sobre el sintético de Vecindario. El músculo de los Jorge Rodríguez, Martins o Rubiato envió al banquillo el talento propuesto por los Busto, Óscar o Abasolo. Trabajo industrial antes que orfebrería manual. Malos tiempos para los románticos, si es que queda alguno en Segunda B.
Abortados los intentos de juego por las condiciones de un terreno sintético algo anclado en generaciones pasadas (imagínense una pista de pádel, quítenle la arenilla blanca y métanle algo de caucho para disimular y tendrán un ejemplo claro del escenario donde se jugó el partido), el duelo quedó expuesto a las jugadas de estrategia. Costaría elegir en este punto cuál de los dos equipos se encontraba más cómodo con la idea.
Llegó primero el Oviedo. No se había cumplido el primer minuto de juego cuando Juanpa se encontró un balón en el área canaria. Su envío acabó en las nubes. Sería Negredo, otro defensa, el siguiente en intentarlo. Un centro desde la línea divisoria llegó manso al área local. Negredo impactó con fuerza pero escasa colocación a las manos de Lampón.
Para entonces, Martins ya se había erigido en el jugador con más faltas realizadas en el partido. Juanpa y Negredo como principales activos en ataque y Martins como baluarte defensivo: hay días en los que el Oviedo aún es capaz de sorprender.
El césped artificial ya había dado algunos sustos, como en un tropezón de Owona que Negredo se encargó de corregir con una ágil cobertura. Pero escudarse en el terreno de juego resultaría demasiado superficial. La concentración, por ejemplo, no distingue de superficies.
Al Oviedo le costó compensar el balance defensivo. Empezó a llegar el Vecindario con una fórmula más que sencilla: dos contra uno en banda, con incorporaciones constantes de los laterales. Lledó buscó entonces dos aliados infranqueables para mantener su puerta impoluta. Álvaro evitó un remate en boca de gol a la media hora de juego y el larguero un remate envenenado de Moisés al borde del descanso.
El Oviedo alcanzó los vestuarios con el empate inicial en el marcador y la sensación de que necesitaba algo más para llevarse los tres puntos. Lo que ocurriría tras el descanso alimenta la teoría de los fanáticos de lo inexplicable. Subió la temperatura y con ella el ánimo local, consciente de que su campo debe ser la base para salvar la categoría. Se volvió el Oviedo más dócil y previsible (aún si cabe) y entonces llegaron los heridos en combate. Primero calló Rubiato en un mal gesto en la banda. Minutos después haría lo mismo Owona en un golpe con un contrario. Mano negra o consecuencia de alinear a jugadores con problemas físicos, puede tomarse por los dos lados. Pacheta introdujo cambios antes de lo previsto y al equipo le costó reubicarse. Entró finalmente Óscar Martínez por Martins y con el talento sobre el césped llegó la debacle.
El primer gol llega de una presión tímida y desordenada que finaliza en la banda izquierda del ataque local. Con poca oposición, el balón voló por el área azul hasta los pies de Pollo. Primer mazazo. Tendría Juanpa una buena opción en la siguiente opción, pero fue puro espejismo. Con el tanto de Pollo, al Oviedo se lo engulló el abatimiento. En el segundo, de Moisés, la escena fue parecida. Nadie fue capaz de evitar que el balón llegara a los dominios de Yeray Ortega y el taconazo de éste dejó a su compañero solo ante Lledó.
Para redondear una mala mañana, el Oviedo se llevó un castigo excesivo con el tercer golpe al mentón. Esta vez fue Maikel el que culminó una contra de los locales con suma facilidad. Ni el remate postrero de Falcón al larguero ni un chut franco de Nano sirvieron para maquillar el resultado.
Toca semana de reflexión en El Requexón. No lo será tanto porque el sábado llega la cita más incómoda del año (el filial del Sporting) en un momento clave en la temporada. Deberá tomar notas Pacheta de lo ocurrido en las últimas salidas de los azules, saldadas con decepciones bruscas en el momento en el que hay que dar la cara. No parece una situación alarmante de cara a meterse entre los cuatro primeros (el objetivo está a dos puntos) pero sí se presenta como una cuestión trascendente de cara un hipotético ascenso.
Cuando las pulsaciones suban y los errores paguen con la eliminación convendría no abundar en errores tan evidentes. Antes de que llegue ese momento queda el duro trance de meterse entre los cuatro primeros. Tras la jornada de ayer, el cuarto puesto queda ahora a dos puntos, a falta de diez partidos para el final de la Liga regular.
Al termino del partido Pacheta realizo las siguientes declaraciones:
Se le nota muy enfadado por la derrota de esta mañana
Ahora entiendo cuando se dice que es difícil adaptarse a los partidos que se disputan en las Islas Canarias. No me puedo creer lo que he visto de mi equipo. El Vecindario ha estado muy bien, nos ha superado en todo. Mi equipo ha corrido y tengo la sensación de que lo ha hecho sin control. No hemos tenido la tranquilidad en campo rival y hemos perdido los duelos, aunque hemos disfrutado de ocasiones para haber marcado goles, como por ejemplo en la primera oportunidad que tenemos, a la salida de un córner. Esa hay que meterla... Los goles rivales han llegado con mi equipo volcado en ataque, nosotros vamos a buscarle y hoy hemos defendido horrible los contraataques. No se que hemos hecho mal para recibir este castigo y tener esas sensaciones de haber corrido sin control. No hemos tenido posesión de balón, ni situaciones más claras que el rival... No tengo una explicación clara de lo que ha pasado, tengo que volver a ver el partido.
Desde la grada dio la sensación de que el descanso no le vino muy bien al equipo y quizá esos dos cambios por lesión trastocaron sus planteamientos para la segunda mitad
Las lesiones siempre hacen daño; estábamos con empate a cero y con el partido más o menos controlado. Hubo que mover a la gente del sitio y es complicado. Las decisiones se toman porque uno cree que se puede dar al equipo un poco más de empuje y sale mal. Desconozco lo que ha pasado porque el primer tiempo ha sido de toma y daca, mientras que el Vecindario ha sido superior en el segundo.
¿Qué cree que le pudo faltar al equipo?
Mi equipo ha competido, pero no ha sido el Real Oviedo de otras ocasiones, que presiona y encierra al rival en su propio campo, que crea situaciones de peligro... Eso es lo que nos faltado y hay que buscar las causas. El partido de hoy ha sido duro y tenemos que recuperar las sensaciones positivas de cara al enfrentamiento del próximo sábado ante el Sporting B. Esta semana tiene que ser para recapacitar porque nos estamos jugando mucho.
Al comienzo de su intervención señaló que el Vecindario ha sido mejor que el Real Oviedo
Ha sido mejor en empuje y en los duelos, que nos han llevado a nuestra propia área. El equipo corre, aunque hoy hemos corrido mal y no hemos tenido esa fluidez en campo rival. No hemos enlazado dos jugadas y no encuentro una razón.
Quizá le haya dolido el primer gol encajado porque hubo muchos desbarajustes en esa jugada
Hubo muchos errores, no sólo el haber apretado arriba. Hubo muchos más.
¿Qué culpa tiene el Vecindario de que ustedes hayan encajado esta derrota?
Tiene toda porque ha hecho un gran partido y no puede quitársele ningún mérito, sino que al contrario, hay que felicitarle. Los puntos que logran en casa no son fruto de la casualidad. Nosotros sabíamos que nos íbamos a enfrentar a un rival muy fuerte en su casa, pero no hemos sido capaces de tener fluidez con el balón en campo rival, que nos ha llevado a tener muchas pérdidas de balón y no ser contundentes en el juego.
Quizá ese doble cambio que tuvo que realizar en los primeros minutos de la segunda parte le condicionó para el resto del partido
Es evidente que los cambios nos condicionaron porque no estaban previstos tan pronto ni que fuesen esos jugadores a los que se iban a cambiar. Durante el descanso intentamos ajustar las cosas que estaban saliendo mal, pero empezamos mal la reanudación.
Para acabar, su equipo lo intentó hasta el pitido final e incluso estrelló un balón en el travesaño en el tiempo de descuento
Íbamos 2-0 ya, pero la clave estuvo en las ocasiones que tuvimos antes. El Vecindario abrió el partido a su favor y ahí estuvo la clave. No me queda otra que felicitar al Vecindario, mientras que nosotros tenemos que empezar a pensar ya en el partido del sábado ante el Sporting B.
Fuente: Nacho Azparren (La nueva España) // David Alonso (web del Real Oviedo)
Fotos: La nueva España, La voz de Asturias y Magazine Oviedista
Vaya....una pena =(
ResponderEliminarSuerte para el proximo partido. Teneis que estar arriba