El consejo propone como posibles fechas el 27 o el 28 de junio o un mes más tarde para, dice, no interferir en la marcha deportiva del equipo
Foto: Mario Rojas |
Con más de cuatro meses de retraso, un sinfín de excusas y pretextos poco creíbles y forzado por la presión del segundo máximo accionista, el consejo de administración del Oviedo habla por primera vez de posibles fechas para la celebración de la junta de accionistas. Lo hace sin convocarla oficialmente, exigencia impuesta la semana pasada por el Ayuntamiento, y eligiendo dos opciones que vuelven a suscitar la polémica por la incomodidad de las fechas propuestas. Ángel Martín Vaca, consejero y único elemento visible de la cúpula azul durante el periplo de Alberto González por los países sudamericanos, fue en el encargado de trasladar al Ayuntamiento las intenciones del consejo: la Junta podría ser el 27-28 de junio... o un mes más tarde.
Martín Vaca se encargó ayer de hacer llegar una misiva a Agustín Iglesias Caunedo, alcalde de Oviedo, en la que proponía estas dos fechas, explicaba los motivos de la dilación en la decisión y «agradecía» al Consistorio el interés mostrado. Sin embargo, el consejero no da orden de convocar la junta, requisito exigido por Caunedo la semana pasada. La razón que argumenta Martín Vaca en su carta es que no se quiere interferir en la marcha deportiva del equipo, de ahí que se posponga al final de la temporada, pero los motivos parecen más de otra índole. Económica, por supuesto.
Y es que las finanzas del club atraviesan por el momento más complicado de la temporada. El dinero ingresado por la campaña de socios ha llegado a su fin y Martín Vaca busca desesperadamente la forma de alcanzar junio minimizando los daños. Los impagos ya han llegado. El pasado 10 de marzo el club decidió no atender a la nómina del mes de febrero -futbolistas y empleados-, situación que tiene visos de repetirse ahora respecto a la nómina de marzo.
La celebración de una junta de accionistas ante el panorama económico actual conllevaría a que el club deba afrontar una reducción de capital (si no quiere verse obligado por ley a una causa de disolución), por lo que el valor de las acciones se reduciría a más de la mitad. Con la intención expresa de Alberto González de vender sus accionariado en el club (al menos eso expresó hace 14 meses), esta decisión podría suponer una dificultad añadida a la hora de sacar beneficio por sus acciones.
Retrasando la celebración de la junta, González y Martín Vaca evitan el trámite de la reducción de capital. Con el equipo metido en la lucha por el acceso al play-off, el objetivo del ascenso es el único clavo ardiendo al que se agarra ahora el consejo. Superar tres eliminatorias (con sus consecuentes ingresos de taquilla) y ascender a Segunda División es la última esperanza de supervivencia económica para unos gestores que año tras año han ido presentando unos déficits difícilmente asumibles a medio plazo en Segunda B.
En su comunicación al Alcalde, Martín Vaca explica que la intención del consejo fue en inicio celebrar la junta el pasado 29 o 30 de diciembre, pero la intención del auditor de «disponer de certificación actualizada de la deuda que la sociedad mantenía con la Agencia Tributaria». Tal certificación llegó el 9 de diciembre imposibilitando la celebración de la junta antes del fin de 2011 ya que se exige un mes para comunicar la convocatoria.
La ausencia de Alberto González, en diversos países americanos desde diciembre de 2011, ocupa el siguiente capítulo dentro los pretextos de Martín Vaca en la misiva al Alcalde. «Al dilatarse la ausencia del presidente del consejo de administración, cuya firma es preceptiva, se procedió a recabar su firma», prosigue Martín Vaca, «reuniendo la documentación necesaria debidamente suscrita a finales del mes de febrero pasado y estando en disposición de convocar la junta».
Con todos los trámites en regla y la convocatoria pendiente de una simple firma, el consejo optó por la tercera excusa: la marcha deportiva. «La experiencia acumulada nos aconseja concentrar en este momento todos los esfuerzos en la consecución del objetivo deportivo», explica el consejero en su comunicado.
Tras superar la dilación impuesta por el auditor y la insalvable distancia física del máximo accionista, el final de la competición supondrá el momento elegido por el consejo para la celebración de la junta. Para entonces, se sabrá a ciencia cierta la categoría que ocupará el Oviedo la temporada próxima. De esta condición puede depender el futuro de una entidad con un panorama negro bajo el actual consejo de administración.
Martín Vaca se encargó ayer de hacer llegar una misiva a Agustín Iglesias Caunedo, alcalde de Oviedo, en la que proponía estas dos fechas, explicaba los motivos de la dilación en la decisión y «agradecía» al Consistorio el interés mostrado. Sin embargo, el consejero no da orden de convocar la junta, requisito exigido por Caunedo la semana pasada. La razón que argumenta Martín Vaca en su carta es que no se quiere interferir en la marcha deportiva del equipo, de ahí que se posponga al final de la temporada, pero los motivos parecen más de otra índole. Económica, por supuesto.
Y es que las finanzas del club atraviesan por el momento más complicado de la temporada. El dinero ingresado por la campaña de socios ha llegado a su fin y Martín Vaca busca desesperadamente la forma de alcanzar junio minimizando los daños. Los impagos ya han llegado. El pasado 10 de marzo el club decidió no atender a la nómina del mes de febrero -futbolistas y empleados-, situación que tiene visos de repetirse ahora respecto a la nómina de marzo.
La celebración de una junta de accionistas ante el panorama económico actual conllevaría a que el club deba afrontar una reducción de capital (si no quiere verse obligado por ley a una causa de disolución), por lo que el valor de las acciones se reduciría a más de la mitad. Con la intención expresa de Alberto González de vender sus accionariado en el club (al menos eso expresó hace 14 meses), esta decisión podría suponer una dificultad añadida a la hora de sacar beneficio por sus acciones.
Retrasando la celebración de la junta, González y Martín Vaca evitan el trámite de la reducción de capital. Con el equipo metido en la lucha por el acceso al play-off, el objetivo del ascenso es el único clavo ardiendo al que se agarra ahora el consejo. Superar tres eliminatorias (con sus consecuentes ingresos de taquilla) y ascender a Segunda División es la última esperanza de supervivencia económica para unos gestores que año tras año han ido presentando unos déficits difícilmente asumibles a medio plazo en Segunda B.
En su comunicación al Alcalde, Martín Vaca explica que la intención del consejo fue en inicio celebrar la junta el pasado 29 o 30 de diciembre, pero la intención del auditor de «disponer de certificación actualizada de la deuda que la sociedad mantenía con la Agencia Tributaria». Tal certificación llegó el 9 de diciembre imposibilitando la celebración de la junta antes del fin de 2011 ya que se exige un mes para comunicar la convocatoria.
La ausencia de Alberto González, en diversos países americanos desde diciembre de 2011, ocupa el siguiente capítulo dentro los pretextos de Martín Vaca en la misiva al Alcalde. «Al dilatarse la ausencia del presidente del consejo de administración, cuya firma es preceptiva, se procedió a recabar su firma», prosigue Martín Vaca, «reuniendo la documentación necesaria debidamente suscrita a finales del mes de febrero pasado y estando en disposición de convocar la junta».
Con todos los trámites en regla y la convocatoria pendiente de una simple firma, el consejo optó por la tercera excusa: la marcha deportiva. «La experiencia acumulada nos aconseja concentrar en este momento todos los esfuerzos en la consecución del objetivo deportivo», explica el consejero en su comunicado.
Tras superar la dilación impuesta por el auditor y la insalvable distancia física del máximo accionista, el final de la competición supondrá el momento elegido por el consejo para la celebración de la junta. Para entonces, se sabrá a ciencia cierta la categoría que ocupará el Oviedo la temporada próxima. De esta condición puede depender el futuro de una entidad con un panorama negro bajo el actual consejo de administración.
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