El Oviedo se centra en el choque frente al Montañeros para olvidar el mazazo de la derrota ante el Getafe B
Foto: Irma Collin |
La escena cobró más repercusión de la esperada por las quejas de Pacheta al final del partido. Los insultos recibidos por el técnico azul habrían pasado desapercibidos si no fuera por la reflexión del burgalés ante los medios. «No me lo merezco. Llegamos con el equipo en la zona baja y ahora está a dos puntos del cuarto», se quejó el técnico, obviando en su exposición que nadie merece ser insultado independientemente de los resultados. Además de la escena final, las circunstancias que rodearon a la derrota (en el tiempo de prolongación, tras haber desaprovechado varias oportunidades y con tropiezos de los rivales directos) hicieron mella en un técnico caracterizado por su énfasis desmedido en la victoria y en la derrota.
«Esto afectará hasta el miércoles», había advertido Pacheta después en la misma rueda de prensa, y al técnico no le faltó razón. La primera sesión semanal en El Requexón estuvo presidida por los gestos serios y la preocupación. Los jugadores habían salido a ejercitarse sobre el césped después de la enésima reunión de vestuario para intentar hacer frente común. «La derrota ha sido uno de los palos más duros que hemos recibido en toda la temporada», Aitor Sanz pone nombre al sentimiento del vestuario. El capitán nunca ha escondido su opinión en los momentos más crudos y tampoco lo hace ahora. «Estamos llegando, pero nos falta hacer los goles. Quizás es por la angustia. Si al menos hubiéramos empatado en alguna de las últimas derrotas estaríamos en play-off», añade al capítulo de lamentos.
Si algo ha podido comprobar el centrocampista en estas dos temporadas en Oviedo es que es un club demasiado expuesto a los bandazos emocionales. Una victoria ante el Montañeros cambiaría el panorama por completo. «Seguimos estando ahí arriba, con muchas opciones de clasificarnos para la promoción de ascenso. Este equipo va a luchar por ello hasta el final», proclama. «La lectura positiva es que el resto de rivales tampoco han aprovechado nuestros pinchazos». De nuevo la botella medio llena. «Seguimos con todas las opciones. Analizo al Tenerife, por ejemplo, y veo que la competición es muy dura. Juega contra el Celta B con uno más todo el partido, pierde y echan al entrenador», apostilla el capitán.
La cita por la recuperación de la autoestima, que se perderá Aitor Sanz por acumulación de amarillas, ya tiene fecha y escenario. Finalmente el encuentro se disputará en el sintético de Elviña el domingo, a las 18 horas. Desde el club gallego se había barajado la posibilidad de disputar el encuentro en Riazor, ante la avalancha prevista de aficionados azules, pero finalmente no será así. La decisión lleva aparejada otra dificultad: la superficie sintética sobre la que se desarrollará el duelo. La última experiencia de los azules en hierba artificial fue el doloroso 3-0 sufrido en Vecindario. Quizá para no repetir los malos precedentes, Pacheta no tiene pensado trasladar ninguna sesión al Díaz Vega, como ha ocurrido en circunstancias similares anteriormente. La semana se desarrollará en El Requexón.
«Esto afectará hasta el miércoles», había advertido Pacheta después en la misma rueda de prensa, y al técnico no le faltó razón. La primera sesión semanal en El Requexón estuvo presidida por los gestos serios y la preocupación. Los jugadores habían salido a ejercitarse sobre el césped después de la enésima reunión de vestuario para intentar hacer frente común. «La derrota ha sido uno de los palos más duros que hemos recibido en toda la temporada», Aitor Sanz pone nombre al sentimiento del vestuario. El capitán nunca ha escondido su opinión en los momentos más crudos y tampoco lo hace ahora. «Estamos llegando, pero nos falta hacer los goles. Quizás es por la angustia. Si al menos hubiéramos empatado en alguna de las últimas derrotas estaríamos en play-off», añade al capítulo de lamentos.
Si algo ha podido comprobar el centrocampista en estas dos temporadas en Oviedo es que es un club demasiado expuesto a los bandazos emocionales. Una victoria ante el Montañeros cambiaría el panorama por completo. «Seguimos estando ahí arriba, con muchas opciones de clasificarnos para la promoción de ascenso. Este equipo va a luchar por ello hasta el final», proclama. «La lectura positiva es que el resto de rivales tampoco han aprovechado nuestros pinchazos». De nuevo la botella medio llena. «Seguimos con todas las opciones. Analizo al Tenerife, por ejemplo, y veo que la competición es muy dura. Juega contra el Celta B con uno más todo el partido, pierde y echan al entrenador», apostilla el capitán.
La cita por la recuperación de la autoestima, que se perderá Aitor Sanz por acumulación de amarillas, ya tiene fecha y escenario. Finalmente el encuentro se disputará en el sintético de Elviña el domingo, a las 18 horas. Desde el club gallego se había barajado la posibilidad de disputar el encuentro en Riazor, ante la avalancha prevista de aficionados azules, pero finalmente no será así. La decisión lleva aparejada otra dificultad: la superficie sintética sobre la que se desarrollará el duelo. La última experiencia de los azules en hierba artificial fue el doloroso 3-0 sufrido en Vecindario. Quizá para no repetir los malos precedentes, Pacheta no tiene pensado trasladar ninguna sesión al Díaz Vega, como ha ocurrido en circunstancias similares anteriormente. La semana se desarrollará en El Requexón.
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