Foto: Irma Collin |
Mirada al suelo, contrariado por la eliminación copera, a Dani Barrio
no lo consuela haber parado tres penaltis en la resaca de la
eliminación ante el Prat. El meta estuvo a un paso de convertirse en el
héroe copero del Oviedo, como ya ocurriera el año pasado contra el
Salamanca; pero la fortuna, en este caso, no estuvo con los azules. Por
eso la resaca en el Requexón el día siguiente de la eliminación es dura.
«Si
te digo la verdad, en las categorías inferiores igual estuve ocho años
sin parar un penalti». Barrio se toma su fama de parapenaltis de forma
natural, sin hacer gala de sus virtudes. «De pequeño no era lo mío, pero
en los últimos años sí que parece que se me da mejor», añade. Así
pareció durante la tanda copera. El Oviedo, incapaz de batir la meta
catalana durante los 120 minutos de eliminatoria, se jugó su
supervivencia desde los once metros, fiándose de las virtudes de un
portero que crece en cada partido.
Lejos de las excentricidades
de algunos porteros, Barrio optó por la concentración antes de la tanda.
«No teníamos información de cómo tiraban los penaltis los jugadores del
Prat», reconoce; «me fui a un lado y estuvo centrado en los penaltis.
Confiaba en hacer una buena tanda, pero siempre hace falta suerte. Parar
tres y que no te sirva de nada te deja muy mal sabor de boca».
El
árbitro, en contra de los deseos del portero, decidió que los penaltis
se lanzaran en el fondo sur, lejos de los aficionados azules más
animosos. Después, el sorteo quiso que el Prat lanzara en primer lugar,
otra ventaja: según un estudio realizado por Ignacio Palacios-Huerta,
doctor en Economía por la Universidad de Chicago, quien lanza primero en
una tanda tiene un 60,5 por ciento de posibilidades de ganar.
A
la buena actuación colectiva se sumó el protagonismo individual de
Barrio. El asturiano se ha encontrado, desde su llegada a Oviedo,
numerosos obstáculos. Su desembarco se produjo con Aulestia, símbolo de
la grada aún en el club. La salida del vasco se compensó con el fichaje
de Lledó, veterano en la meta que terminó haciéndose con el puesto de
titular tras la alternancia inicial.
Esta temporada, el gijonés
tampoco las tenía todas consigo. La incorporación de Ruyales, al igual
que el resto de fichajes, fue petición expresa de Sarriugarte, que tenía
un conocimiento profundo del portero. Ruyales jugó el año pasado en el
Palencia, mientras que Sarriugarte entrenó al Sestao. Los rivales del
conjunto vasco jugaban la jornada anterior contra el Palencia, por lo
que el técnico azul presenció numerosos partidos de Ruyales en directo.
Ruyales
se lesionó al final de la pretemporada, pero para muchos en el club
Barrio ya se había ganado el puesto con sus actuaciones en los partidos
de preparación. A veces con algún susto, como en aquella pillería de Di
María en el Tartiere. Poco a poco, Barrio ha ganado tranquilidad y
confianza. «Eso te lo dan los partidos. Llevaba ocho meses sin jugar y
de un día para otro no puedes pretender estar al cien por ciento. Tienes
que ir poco a poco, puliendo detalles con los compañeros de la
defensa», comenta. «Para el portero es más difícil no tener continuidad.
Un jugador puede entrar 15 minutos un partido, pero un portero en ocho
meses no huele el campo. Además es un puesto en el que la confianza para
la toma de decisiones es vital. Se va cogiendo con partidos, no
entrenando», concluye.
La lectura más favorable de la Copa es que
Barrio parece preparado para defender la portería azul. Con Ruyales en
pleno proceso de recuperación, su papel cobra aún más importancia. Los
tres penaltis detenidos pueden ser el mejor saldo copero de los azules.
¿Y cres que les serviría de algo si les sancionan? Yo creo que no,porque en el mundo del fútbol,desgraciadamente esto es lo que mas se ve....pero bueno,ojala que los eliminen en la proxima ronda y/o que esta temporada les vaya todo mal. O simplemente,que desaparezcan!!
ResponderEliminarYa,pero mira,asi es la suerte....los penaltis es como la loteria.