martes, 11 de septiembre de 2012

Diego Cervero, capo cañonero

El partido del pasado domingo entre el San Sebastián de los Reyes y el Real Oviedo no pasará a la historia del oviedismo por su calidad. Ni mucho menos por el resultado. Pero sí porque, en el transcurso del mismo, Diego Cervero, uno de los jugadores de la historia del club, logró su gol 100 en competición oficial con la camiseta azul.
 
Cervero, probablemente, no se haga un hueco en la historia del fútbol español como los otros jugadores del conjunto ovetense que han alcanzado la centena de goles -Lángara (257), Herrerita (150), Galán (135) y Carlos (133)-, pero sí tiene un lugar de privilegio en el corazón de los aficionados oviedistas.
 
El gol del pasado domingo es un compendio de lo que es Cervero, ya que la fe y entrega con que el delantero peleó el balón, al que llegaba en desventaja con el portero, le permitieron marcar. La celebración, guiño a su íntimo amigo Michu incluido, acabó con el delantero cabeceando el césped de Matapiñonera en un gesto que le acerca a la misma grada en la que, si no fuera jugador, seguro estaría animando al equipo de sus amores, como hizo siempre que pudo cuando no estaba en el club.
 
La historia goleadora de Cervero en el Oviedo tiene su punto de inflexión en el campo de El Sotón de Pola de Lena. Fue en la décima jornada de la temporada 2003-2004. El delantero todavía no se había estrenado como goleador con el primer equipo y empezaba a ser cuestionado. Pero aquella tarde, sobre un embarrado terreno de juego, abrió a lo grande su cuenta goleadora marcando los cuatro goles del 0-4 con que los azules se impusieron en aquel encuentro.
 
Esa temporada Cervero logró otros seis goles en la Liga y uno en el play-off de ascenso ante el Arteixo. Precisamente en ese encuentro ante el conjunto gallego, en el que el equipo no logró ascender en un Carlos Tartiere ante 25.000 espectadores, tuvo lugar una de las frases que se recuerdan en la historia reciente del oviedismo.
 
Tras la dolorosa eliminación, el delantero, llorando, aseguró aquellos de que «no sé si podré llevar a este equipo por mi calidad a Primera pero lo que tengo muy claro es que, hasta que el Oviedo no suba a segunda B, o me muero o yo de aquí no me marcho, por mi madre y por mi padre, eso lo tengo muy claro».
 
En la siguiente temporada Cervero cumplió su compromiso y logró el ascenso con el equipo a Segunda B. El delantero marcó esa campaña 17 goles en Liga y uno en la Copa Federación. La campaña 2005-2006, en Segunda B, fue, sin embargo, la última de su primera etapa en el club. Y lo hizo con 3 goles.
 
Cervero dejó el Oviedo y, tras una efímera aventura en el Oldham Athletic, fichó por la Unión Deportiva Marbella. Pero, en el mes de diciembre, hizo de nuevo las maletas y regresó a Asturias. Al Lealtad de Villaviciosa.
 
El delantero volvió a la disciplina azul en la temporada 2007-2008, en Tercera División. Hizo 26 goles en Liga, 3 en Copa Federación y uno en la promoción ante el Caravaca, de infausto recuerdo para el oviedismo, ya que no se logró el ascenso tras el 4-0 del partido de ida.
 
En la siguiente temporada, Cervero sí logró el objetivo de ascender nuevamente con el Oviedo a Segunda B. El ariete logró 35 goles en Liga, 1 en la Copa del Rey y el único de la promoción de ascenso de penalti ante el Mallorca B. 
 
El club no le renovó y se fue al Logroñés, en Segunda B, donde permaneció tres temporadas en las que logró 13, 18 y 20 goles, que le sirvieron en las dos últimas para ser el máximo goleador del grupo.
 
Esta temporada el delantero regresa a casa consolidado como goleador, tras la experiencia riojana y con el ánimo de luchar por el ascenso a Segunda División con el equipo de sus amores.
 

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