La llegada de Toni Fidalgo a la presidencia del Real Oviedo el pasado
mes de julio ha supuesto no sólo un cambio radical en la estrategia a
seguir en la gestión de un club de fútbol, sino también una
transformación en lo que a relaciones institucionales se refiere. Quedan
ya archivados, por ejemplo, los desplantes del máximo accionista,
Alberto González, al eterno rival; las distancias que produjo el 'caso
Jairo' -el Oviedo dijo aquello de que «el jugador a cualquier sitio,
menos al Sporting»-, por mucho que el presidente Manuel Vega-Arango
marcara distancias y se acogiera al protocolo, o la ruptura total de las
relaciones tras el impago de los beneficios de la última edición del
Torneo Principado de 2007, reintegrados ahora -9.198 euros- a las arcas
rojiblancas por el consejo de administración que ha tomado las riendas
de la entidad azul hasta que finalice la ampliación de capital -será
convocada previsiblemente la próxima semana-.
El Sporting y el Oviedo, a través de sus máximos
responsables -Manuel Vega-Arango y Toni Fidalgo-, escenificaron el
pasado martes en las páginas de EL COMERCIO una nueva etapa en sus
relaciones rotas hasta la fecha. Rivalidad, sí, pero amistosa. Y lo
hicieron con un deseo: recuperar el sabor de los míticos derbis por
excelencia del fútbol asturiano. A la espera de que tal pretensión sea
posible en competición oficial, el presidente rojiblanco y el oviedista,
dos dirigentes que saben calibrar la medida de lo correcto y que están
convencidos de que los protagonistas no son ellos, sino los que brindan
el espectáculo en el césped, han puesto sus esfuerzos en la puesta en
marcha, de nuevo, del Trofeo Principado, según se desprende de la
conversación que ambos han mantenido.
El regreso del duelo ante el eterno rival se
produciría la próxima pretemporada tras cinco años de sequía. Y lo haría
en un primer plano. Bien y en su momento. Nada de banco de pruebas ni
trámite. «Había más que perder que ganar, pero había que pensar en que
Asturias se merece un duelo de esta tradición», comentó Manuel
Vega-Arango tras uno de los últimos enfrentamientos.
Mientras en los círculos futbolísticos de una y otra
ciudad se discutía ayer la idoneidad de recuperar la competición
veraniega, nacida en 1988 y que ha vivido doce ediciones de forma
interrumpida y con formato variable -unas a doble partido y otras
alternando El Molinón y el Carlos Tartiere como escenario-, el
Principado aseguraba al mismo tiempo ver «con buenos ojos» la reserva de
una fecha para revivir el duelo.
«Si los dos principales clubes asturianos quiere
recuperar el Trofeo Principado, contarán con nuestro apoyo en la medida
de lo posible». El director general de Deportes del Principado, José
Ramón Tuero, ofreció su total respaldo a una iniciativa de los dos
presidentes que pone fin a un profundo desencuentro: «Que recobren la
senda de la amistad, el entendimiento, es una buena noticia para nuestro
fútbol», insistió. «Es hora de hablar del presente y no del pasado»,
recalcó.
La posición del Gobierno asturiano sobre la
restauración del Trofeo Principado no era, a priori, un obstáculo
insalvable. Pero las palabras del responsable regional abren las puertas
a una colaboración en cualquier caso marcada por las apreturas
económicas que marcan la agenda de la Administración regional. De hecho,
el Trofeo Principado se enmarcaba dentro de las cláusulas contempladas
en el convenio de patrocinio del Principado con ambos clubes y era de
obligado cumplimiento para ambas partes. Ahora, roto o caducado el
acuerdo, es la propia iniciativa del Sporting y el Oviedo la que intenta
sacar adelante la cita veraniega.
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