Foto: Jonás Sánchez |
El Oviedo se encuentra ante una nueva encrucijada. El
futuro de la entidad vuelve a ser incierto y depende de la junta de
accionistas, cuya fecha de celebración se desconoce y probablemente sea
fijada por un juez. Lo único claro es que el modelo de gestión de
Control Sport Siglo XXI está agotado, con Alberto González fuera de
Asturias desde hace casi un año, sin el respaldo del Ayuntamiento y con
Ángel Martín como única persona al frente de la entidad, sobrepasado por
las necesidades de un club de la envergadura del Oviedo y que bastante
tiene con sobrevivir al día a día.
El club necesita inyección de dinero y que Alberto
González, acorralado por la justicia y en una situación económica acorde
con la coyuntura actual para su sector -empresario de la construcción-,
no está en condiciones de afrontar esa aportación económica.
Ante esta situación, y la ausencia de personas que
públicamente muestren su interés por entrar en la entidad, las miradas
de la afición se vuelven al Ayuntamiento, donde Agustín Iglesias Caunedo
ha puesto en marcha una hoja de ruta de la que sólo se conocen los
pasos ya dados: instar a la convocatoria de la junta por vía judicial,
tras renunciar los actuales dirigentes a hacerlo. También desde el
Consistorio ovetense se solicitó un informe sobre las cuentas de la
entidad, que no invitan al optimismo después de confirmar que el Real
Oviedo se encuentra, desde el punto de vista técnico, en causa de
disolución.
Las decisiones municipales solo pueden desembocar en
tener un empresario, o más bien un grupo, que se hagan cargo del club
tras la junta de accionistas. No obstante, el mensaje municipal es el de
ir paso a paso y no se anticipa el siguiente hasta no tener consolidado
el anterior. Aunque no han trascendido, todo apunta a que se podrían
haber producido algunas gestiones de Caunedo con empresarios.
En medio de esta situación, la afición ha vuelto a
movilizarse. Desde la asociación de Peñas del Real Oviedo (Aparo) se va a
poner en marcha la próxima semana una campaña para lograr las
delegaciones de acciones de cara a la próxima junta, que se espera se
celebre la última semana de junio.
El objetivo de las peñas es lograr aglutinar títulos de
los accionistas minoritarios, que poseen entorno al 20% del total, para
sumarlas a las municipales en la junta y consensuar con el Ayuntamiento
el plan de futuro de la entidad, que debe incluir una reducción y
posterior ampliación de capital.
Cuestiones aún por determinar son si la reducción de
capital será a cero o de un 60%, que es lo que legalmente se debe hacer
para evitar la causa de disolución en que se encuentra la entidad. Para
que este plan salga adelante es necesaria la colaboración del tercer
máximo accionista de la sociedad, Celso González, que parece que en esta
ocasión podría estar dispuesto a apoyar la hoja de ruta de Caunedo.
Alejado del club y sin participar en nada relacionado con el Oviedo
desde la llegada de Alberto González, todo apunta a que ahora Celso
González sí podría implicarse en el proyecto municipal, al menos en la
junta.
Una vez que se lograra imponer los criterios municipales y
convocar la ampliación de capital llegaría la hora de la verdad, ya que
es cuando se debería conformar un nuevo accionariado, en el que la
mayoría estuviera en manos de un nuevo grupo accionarial. En este
sentido, el propio Caunedo reconoció que el Oviedo necesita un «socio de
referencia» para guiar el nuevo proyecto.
También sería necesaria la colaboración de los pequeños
accionistas, empresas e instituciones para evitar que se vuelvan a
producir situaciones como la actual, en la que Alberto González hizo y
deshizo a su antojo en los últimos años, con el resultado por todos
conocidos.
En cualquier caso, en el futuro azul se prevén unas
próximas semanas y meses de movimientos que, en el mejor de los casos,
depararán un nuevo escenario accionarial para la entidad y un nuevo
proyecto deportivo para una sociedad que cuenta como mejor activo en la
masa social.
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