Foto: Irma Collin |
La plantilla azul regresó ayer a los entrenamientos tras fracasar en la temporada y lo hizo bajo la supervisión de la Guardia Civil, reclamada desde el club ante el temor a que se produjesen incidentes. Desde la salida de Francisco ‘Lobo’ Carrasco, no se había reclamado la presencia de las fuerzas de seguridad para proteger a los de dentro, una situación que vuelve a poner de relieve las similitudes entre el técnico alicantino y Pacheta (aunque Carrasco, al menos, metió al equipo en play off, su fracaso vino más tarde). La aparición de pintadas por la mañana en El Requexón hizo temer en el club que se produjesen incidentes, lo que llevó a reclamar la presencia policial. Además, los entrenamientos de las categorías inferiores se trasladaron al Carlos Tartiere.
Nada había que temer, pues la única intención de los aficionados fue transmitir a la plantilla que, igual que les habían animado durante la temporada y no les habían mezclado en la lucha contra el consejo de administración, pedían ahora que no haya denuncias para evitar el descenso del equipo. Nacho Suárez, en representación del resto de aficionados, aseguró que “llamar a la Guardia Civil es conocer poco a esta afición. Da muestra del tipo de personas que dirigen este club, que nos creen capaces de hacer lo mismo que ellos hacen, que es seguir el camino de la delincuencia y dañar la imagen del club”.
Tarde atípica. La presencia de cuatro números de la Benemérita fue la nota discordante en la ciudad deportiva a primera hora de la tarde, pues los empleados del club se emplearon a fondo para tapar las pintadas y aparentar una irreal normalidad. La plantilla estaba citada para iniciar el entrenamiento a las cinco de la tarde, pero permanecieron en el vestuario durante 45 minutos, tiempo en el que llegó a la ciudad deportiva azul medio centenar de aficionados. Nadie más había, pues los entrenamientos de los equipos de la cantera se trasladaron al Carlos Tartiere en una medida claramente exagerada que no logró transmitir, ante la realidad de los hechos, la imagen de alarma que el club intentó lanzar.
No acudió a El Requexón ningún miembro del consejo de administración para acompañar a la plantilla en un momento que presumían difícil, aunque no hubo más que diálogo. Alberto González está en paradero desconocido, Ángel Martín Vaca no tuvo a bien respaldar a su plantilla y la portavoz del consejo, Paula Calleja, poco o nada puede decir.
El entrenamiento comenzó con carrera alrededor del campo 4 durante cinco minutos. Cuando los futbolistas se reunían en el centro para dar inicio al resto del trabajo, los aficionados invadieron pacíficamente el campo y se dirigieron al centro para hablar con jugadores y técnico. Los guardias civiles, mientras tanto, tomaban posiciones en un córner, limitándose a seguir los acontecimientos a una prudente distancia.
En el centro del campo, los aficionados hablaron en primer lugar con Aitor Sanz, como capitán del equipo, que era acompañado por el resto de la plantilla. Mientras tanto, Pacheta, visiblemente molesto con la situación, comenzó a recoger todo el material que habían dispuesto pocos minutos antes para el trabajo.
Una vez finalizada la charla con los jugadores, llegó el turno del técnico. La charla fue mucho más breve y, una vez que los aficionados se retiraron del campo, el técnico retiró el equipo al gimnasio, donde prosiguió con el entrenamiento.
Mensaje. Nacho Suárez explicó tras salir del césped que la intención de su grupo era “transmitir a los jugadores que estamos contentos con muchos de ellos, que han mostrado intensidad y se partieron la cara por el equipo”. No todo fueron flores, ya que “algunos partidos han sido vergonzosos, hemos dado mala imagen fuera de casa y, no pasa nada por decirlo, esta temporada fue un fracaso”.
Nada había que temer, pues la única intención de los aficionados fue transmitir a la plantilla que, igual que les habían animado durante la temporada y no les habían mezclado en la lucha contra el consejo de administración, pedían ahora que no haya denuncias para evitar el descenso del equipo. Nacho Suárez, en representación del resto de aficionados, aseguró que “llamar a la Guardia Civil es conocer poco a esta afición. Da muestra del tipo de personas que dirigen este club, que nos creen capaces de hacer lo mismo que ellos hacen, que es seguir el camino de la delincuencia y dañar la imagen del club”.
Tarde atípica. La presencia de cuatro números de la Benemérita fue la nota discordante en la ciudad deportiva a primera hora de la tarde, pues los empleados del club se emplearon a fondo para tapar las pintadas y aparentar una irreal normalidad. La plantilla estaba citada para iniciar el entrenamiento a las cinco de la tarde, pero permanecieron en el vestuario durante 45 minutos, tiempo en el que llegó a la ciudad deportiva azul medio centenar de aficionados. Nadie más había, pues los entrenamientos de los equipos de la cantera se trasladaron al Carlos Tartiere en una medida claramente exagerada que no logró transmitir, ante la realidad de los hechos, la imagen de alarma que el club intentó lanzar.
No acudió a El Requexón ningún miembro del consejo de administración para acompañar a la plantilla en un momento que presumían difícil, aunque no hubo más que diálogo. Alberto González está en paradero desconocido, Ángel Martín Vaca no tuvo a bien respaldar a su plantilla y la portavoz del consejo, Paula Calleja, poco o nada puede decir.
El entrenamiento comenzó con carrera alrededor del campo 4 durante cinco minutos. Cuando los futbolistas se reunían en el centro para dar inicio al resto del trabajo, los aficionados invadieron pacíficamente el campo y se dirigieron al centro para hablar con jugadores y técnico. Los guardias civiles, mientras tanto, tomaban posiciones en un córner, limitándose a seguir los acontecimientos a una prudente distancia.
En el centro del campo, los aficionados hablaron en primer lugar con Aitor Sanz, como capitán del equipo, que era acompañado por el resto de la plantilla. Mientras tanto, Pacheta, visiblemente molesto con la situación, comenzó a recoger todo el material que habían dispuesto pocos minutos antes para el trabajo.
Una vez finalizada la charla con los jugadores, llegó el turno del técnico. La charla fue mucho más breve y, una vez que los aficionados se retiraron del campo, el técnico retiró el equipo al gimnasio, donde prosiguió con el entrenamiento.
Mensaje. Nacho Suárez explicó tras salir del césped que la intención de su grupo era “transmitir a los jugadores que estamos contentos con muchos de ellos, que han mostrado intensidad y se partieron la cara por el equipo”. No todo fueron flores, ya que “algunos partidos han sido vergonzosos, hemos dado mala imagen fuera de casa y, no pasa nada por decirlo, esta temporada fue un fracaso”.
El sentido común guio las palabras de los aficionados, que explicaron a los futbolistas que “entendemos que tiene que ser jodido estar sin cobrar, pero muchos españoles están en esa situación y aun así siguen en sus empresas, trabajando por ellas”. “El futuro del Oviedo depende en gran medida de ellos”, explicó Suárez a los futbolistas, “de que denuncien o no”. El futuro del Oviedo está en manos de los jugadores y los aficionados se comprometen a ayudar a la plantilla en sus reclamaciones: “Nuestro mensaje es que no denuncien, que nos comprometemos a que la próxima temporada o cuando sea, si tenemos que luchar por ellos para que cobren las nóminas de esta temporada después de una ampliación o cuando sea, lucharemos por ellos. Pero que si denuncian y nos mandan a Tercera esto se acaba”.
En el caso del técnico, el mensaje fue el mismo, aunque “más corto porque se sintió molesto al pararle el entrenamiento”, confirmó Nacho Suárez.
Aitor Sanz, como capitán del equipo, fue el interlocutor con los aficionados en una situación que calificó como “complicada y dura, pero hay que asumirla y escucharles”. El futbolista madrileño destacó que “han sido respetuosos. Nos pidieron que quitáramos las denuncias porque el club depende de ellos” y también “se analizó la temporada”. Aitor respondió que la retirada de las denuncias “es un tema demasiado personal. Cada uno es responsable de sus actos y sabrá lo que tiene que hacer. Les he dicho que no puedo prometerles nada porque no me compete y no tengo derecho a ello”. Ahora mismo, lo único que desea la plantilla, tras una temporada que “no ha sido buena” es que esto “acabe cuanto antes y despejar la cabeza”.
Los futbolistas no llegaron a ver las pintadas, ante la rapidez del club para borrarlas, aunque ninguno de ellos estaba reflejado en los mensajes de las paredes. Las referencias se hacían a Alberto González, Ángel Martín Vaca, José Manuel Martínez y Paula Calleja, que no estaban en El Requexón para respaldar a la plantilla. “Esa gente no suele andar por aquí, salvo José Manuel”, aseguró Aitor, por lo que su ausencia responde a “un día normal”.
El entrenador del equipo, Pacheta, fue reclamado por la prensa pero no quiso hacer ninguna declaración y se remitió a la habitual rueda de prensa del viernes.
En el caso del técnico, el mensaje fue el mismo, aunque “más corto porque se sintió molesto al pararle el entrenamiento”, confirmó Nacho Suárez.
Aitor Sanz, como capitán del equipo, fue el interlocutor con los aficionados en una situación que calificó como “complicada y dura, pero hay que asumirla y escucharles”. El futbolista madrileño destacó que “han sido respetuosos. Nos pidieron que quitáramos las denuncias porque el club depende de ellos” y también “se analizó la temporada”. Aitor respondió que la retirada de las denuncias “es un tema demasiado personal. Cada uno es responsable de sus actos y sabrá lo que tiene que hacer. Les he dicho que no puedo prometerles nada porque no me compete y no tengo derecho a ello”. Ahora mismo, lo único que desea la plantilla, tras una temporada que “no ha sido buena” es que esto “acabe cuanto antes y despejar la cabeza”.
Los futbolistas no llegaron a ver las pintadas, ante la rapidez del club para borrarlas, aunque ninguno de ellos estaba reflejado en los mensajes de las paredes. Las referencias se hacían a Alberto González, Ángel Martín Vaca, José Manuel Martínez y Paula Calleja, que no estaban en El Requexón para respaldar a la plantilla. “Esa gente no suele andar por aquí, salvo José Manuel”, aseguró Aitor, por lo que su ausencia responde a “un día normal”.
El entrenador del equipo, Pacheta, fue reclamado por la prensa pero no quiso hacer ninguna declaración y se remitió a la habitual rueda de prensa del viernes.
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