Foto: Ignacio Felgueroso |
San Sebastian de los Reyes: Miguel Ángel; Edu
Ruiz, Martín Vaquero, Iñaki, Castañera, Biendi, José Luis (Ramiro, min.
50), Vázquez, Moncho, Portilla (Jairo, min. 73), Héctor (Gazapo, min.
86).
Oviedo: Lledó; Owona, Juanpa, Juanma,
Álvaro, Aitor Sanz (Rubiato, min. 66), Pelayo (Pelayo, min. 65),
Abásolo (Jandrín, min. 55), Nano, Manu Busto, y Martins.
Goles: 1-0: m. 32, Héctor. 2-0: m. 84, Héctor.
Árbitro: Mateo Valero (Comité Valenciano). Amarilla a los locales Moncho, Héctor y a los oviedistas Aitor y Juanpa.
Incidencias: Nuevo Matapiñonera, 1.000 espectadores.
El Oviedo despidió la temporada de la peor manera posible, con una
vergonzosa derrota ante el San Sebastián de los Reyes. Los azules, que
necesitaban ganar el partido y luego esperar la derrota del Albacete, no
ofrecieron nada. Ni intensidad, ni agresividad, ni juego. Fue un equipo
plano que ofreció un calco de lo que había sido toda su segunda vuelta
fuera de casa. Con esos argumentos estaba condenado a la derrota ante un
Sanse que con lo mínimo obtuvo una justa victoria, en un encuentro en
el que se jugaba la permanencia.
Pacheta introdujo sólo un cambio, Juanpa por Jorge Rodríguez, en el once inicial que jugó la pasada semana. En la primera mitad, el Oviedo dio la impresión de que no se jugaba nada en el partido. Los azules estuvieron atascados en la creación y, lo que es peor, carecieron de la intensidad necesaria para afrontar un partido en el que sólo les valía la victoria.
En un terreno de juego irregular y con un bochorno sofocante, más de 30 grados de temperatura, los azules nunca se sintieron cómodos en el campo ante un Sanse muy limitado técnicamente, pero con las ideas muy claras.
Los locales ya crearon la primera situación de peligro en el minuto 2 del encuentro, con un disparo de José Luis que salió alto. El Oviedo nunca tuvo el control del balón. Le costó en exceso combinar con sentido y además perdía el balón muy rápido.
Así, las aproximaciones a la portería fueron contadas, ya que casi todos los intentos morían en las proximidades del área rival. Una falta al borde del área que sacó Nano, que rechazó la barrera, fue lo más destacado de los azules en los primeros veinte minutos. El Sanse sin llevar el control del partido lo manejó mejor y además dio siempre más sensación de peligro, en especial en las jugadas laterales y a balón parado. Los locales tuvieron una clara ocasión para inaugurar el marcador en el minuto 30, pero José Luis, con el balón controlado dentro del área, hizo lo más difícil y lo envió por encima de la portería de Lledó.
Fue el aviso más claro antes de que el Sanse se adelantase en el marcador. Lo hizo dos minutos después en un remate de cabeza de Héctor, tras un centro desde la derecha de Biondi.
El Oviedo reaccionó de manera tímida y tres minutos después los azules protagonizaron su primer disparo entre los tres palos. Fue tras un centro desde la banda derecha de Abasolo que Pelayo remató de cabeza a las manos del portero Miguel Ángel.
Ése fue el único balance ofensivo del equipo azul en los primeros 45 minutos, además de un remate de Manu Busto y un centro-chut de Owona que salieron muy desviados.
La salida del Oviedo en la segunda mitad, con un disparo de Manu Busto en el primer minuto y otro de Martins tras una falta sacada por Nano, parecía presagiar un cambio de rumbo en las intenciones de los azules, que en apenas ocho minutos ya habían tenido más presencia ofensiva que en toda la primera mitad. Los azules adelantaron con descaro sus líneas y el Sanse hizo todo lo contrario. Se metió atrás y lo confió todo a que Héctor, su único punta, pudiese sacar provecho de alguna jugada de contraataque.
El Oviedo se veía incapaz de cambiar el guion del partido, mientras que el Sanse cada vez parecía más cómodo con una situación en la que apenas corría peligro. A falta de 24 minutos, Pacheta decidió jugárselo a una carta, con la entrada de Rubiato por Aitor Sanz, pero a los azules les costaba un mundo llegar con opciones claras a la portería rival. Sin juego ni profundidad, los balones bombeados al área fueron el único recurso de un equipo muy plano en la creación. Un remate de Martins y otro de Pascual desde fuera del área, que salió rozando el larguero, fueron las mejores opciones de los azules antes de entrar en el último cuarto de hora del partido.
El Sanse no hizo nada. Dejó pasar los minutos y se conformó con administrar su escaso botín, y más al saber que con los resultados que se estaban dando en otros campos un empate le podría condenar al descenso. Los azules gozaron de su mejor ocasión en una buena acción individual de Jandrín, al que le faltó definir, a falta de nueve minutos para el final. La puntilla para el Oviedo llegó a seis minutos del final de la única manera posible. Héctor, en jugada individual, aprovechó una contra para plantarse en el área azul. Se deshizo de Juanma y de disparo raso batió a Lledó y acabó con las escasas esperanzas de un Oviedo que ayer ofreció una imagen deplorable en el partido más decisivo de la temporada.
La cara de Pacheta en la rueda de prensa era la imagen de una persona abatida y dolida. La imagen que había transmitido el equipo en el partido más decisivo de la temporada dejó al técnico sin argumentos que pudieran explicar una actuación tan mala cuando más se jugaba. «Tengo una sensación de vacío. No se puede despedir peor la temporada. Dije que iba a ser duro y largo, pero ni en mis peores sueños me imaginaba que nos iba a ocurrir esto en el último partido. Ha sido el final más duro y más triste. Llevo dos descensos en mi vida, ambos de Primera a Segunda, uno como jugador y otro como entrenador, y ahora tengo la misma sensación, de no haber conseguido el éxito que buscaba a largo plazo. Si hay un responsable de la situación soy yo y la asumo porque el grupo que he tenido ha sido fantástico».
El técnico indicó que «entramos muy mal en el partido, demasiado asustados y no hemos tenido la fluidez y la claridad en el juego de otros días. No hemos sido capaces de encontrar la tecla para ser más poderosos fuera de casa y lo pagamos muy caro».
A Pacheta se le preguntó si se podría hablar de fracaso al no haber conseguido el objetivo de meterse en el play-off de ascenso. «Yo tengo que hacer una valoración mucho más fría. El equipo ha competido bien, pero es evidente que fuera de casa no estuvimos bien y eso no se puede obviar. Si es fracaso o no, no lo sé. Se puede denominar como se quiera. No es el éxito que buscábamos y por eso estoy triste, decepcionado, destrozado.... Vuelvo a repetir que soy el único culpable de no haber conseguido el objetivo».
Pacheta no quiso entrar a valorar el gol de la victoria del Coruxo. «Ha marcado cuando a nosotros nos meten el segundo gol. No voy a comentar nada al respecto. Pero es todavía más doloroso que haya ganado el Coruxo y nosotros no hayamos sido capaces de lograrlo».
Con respecto a su futuro dijo que «ni yo sé lo que va a pasar. Ahora no es el momento de valorarlo. Tenemos demasiado dolor dentro para valorar un tema personal». Cuando se le volvió a nombrar la palabra fracaso el técnico dijo que «tengo la sensación de haber trabajado bien, pero no se ha conseguido el objetivo. Puedo no haber conseguido el objetivo y no ser un fracaso».
Para finalizar el técnico dijo que «he sido fiel a las características de mis jugadores, del campo, de la institución. La crítica al juego la admito, pero ha dado resultado, aunque es evidente que podía haber dado más. Este equipo ha jugado a las virtudes de sus jugadores, no al capricho de su entrenador».
Jose Palacio / La nueva España
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