Foto: Irma Collin |
Sus respuestas directas sobre el asunto no permiten afirmaciones
definitivas. «Queda pendiente de una reunión», dice Toni Fidalgo cuando
se le pregunta por su futuro en el nuevo Oviedo. Sin embargo, sus
comparecencias siempre permiten leer entre líneas. «Tendremos que hacer
una planificación de un nuevo proyecto que, con toda seguridad, va a
modificar las líneas de actuación del Oviedo en el futuro», declara,
dejando entrever que puede tratarse de un futuro con un consejo similar
al actual. «Hasta ahora hemos tenido que hacer lo urgente y a partir de
ahora haremos lo importante», añade.
La continuidad de Fidalgo al
frente del club solo depende de la reunión que mantendrá con los hombres
de Slim en las próximas fechas. El propio presidente azul ha solicitado
que sea así. Podría ser Arturo Elías, yerno de Carlos Slim y hombre
fuerte en la negociación por la compra del Oviedo, el que se desplace a
la capital del Principado. La fecha límite es la celebración de la Junta
de accionistas que tendrá lugar en los últimos días de diciembre por la
necesidad de que transcurra un mes desde su convocatoria.
Así es
el deseo de Fidalgo que espera que la visita se convierta en un nuevo
motivo para la celebración. «El día que el grupo de Slim llegue a Oviedo
me gustaría que Instituciones y el mayor número de aficionados posibles
puedan testimoniarle la gratitud por resolver la situación de zozobra
en la vivíamos hasta el sábado», explicó Fidalgo.
El presidente
del Oviedo hizo un alto en la reunión del consejo de administración para
atender a los medios de comunicación y revelar algunos datos más
concretos sobre el proceso de ampliación de capital del que aún se sigue
recibiendo notificaciones de las transferencias internacionales
realizadas el sábado.
El mapa de accionariado queda, a falta de
algunos últimos matices de las transferencias internacionales, presidido
por el accionista minoritario. Es la consecuencia directa de un proceso
en el que han participado más de 20.000 personas de todo el mundo. Los
minoritarios acumulan el 40,81% de la masa accionarial,
convirtiéndose en la primera fuerza del club; el grupo Carso comandado
por Carlos Slim acumula el 34,22%; Control Sport pasa de la
primera fuerza con el 40 a mantener solo el 12,41%; el
Ayuntamiento también pierde fuerza al quedarse con el 8,40 y Celso
González pasa a tener el 4,16.
«Tengo que dar las gracias a las
casi 20.000 personas que han suscrito acciones, al grupo Carso y a la
familia del señor Slim. También a los medios de comunicación que
potenciaron este hecho singular que ha tenido repercusión mundial»
indicó el presidente azul que aprovechó la comparecencia para ensalzar
lo vivido en las últimas semanas en la ciudad: «es un triunfo del
oviedismo porque ha puesto a la ciudad y a la región en valor por la
trascendencia mediática que ha supuesto ante un hecho social que figuró
en telediarios de casi todos los países del mundo y que ha situado a
Oviedo en el mundo entero. Ha puesto en valor tanto al club como a la
ciudad y a la Comunidad».
Toni Fidalgo, tras dar las gracias a los oviedistas por el esfuerzo
que han hecho para sacar al club de la situación en la que estaba hace
tan solo dos semanas, quiso poner los pies en el suelo, pero sin cortar
la alas a una afición que está viviendo uno de los momentos más dulces
de los últimos años. «Espero que haya una cierta sensatez en la
gestión del futuro, aunque se que hay urgencia por sacar al Oviedo de
esta situación. Hay que ir con paciencia. Para esta temporada hemos
fichado con el que dinero que teníamos. No quiero decir con esto que la
plantilla que tenemos no sea válida, pero tenemos que hacer camino al
andar para sacar al club de esta situación límite en la que ha estado»,
les dijo el presidente a unos aficionados que, a pesar de la euforia y
la excitación, le escucharon con un respeto reverencial.
Pero ayer
era un día de fiesta y tras el llamamiento a la cordura, Toni Fidalgo
también quiso ser optimista para el futuro: «vamos a salir adelante. En
tres o cuatro años estaremos en Primera». Fue decir estas palabras y
comenzar todos los aficionados congregados a gritar: «presidente,
presidente, presidente». Tras estas palabras explotaron los petardos, se
llenaron las copas de champán, se cantó con acento mexicano, hubo
abrazos, alegría y mucho oviedismo. La lluvia caía con fuerza, pero en
la madrugada del domingo nada podía parar la fiesta de una afición que
se volvió a sentir grande. Muy grande.
Nacho Azparren y Antonio Lorca / La nueva España
No hay comentarios:
Publicar un comentario