Foto: La nueva España |
Toni Fidalgo habla claro. Su etapa como presidente del Oviedo se
acerca a su fin con una perspectiva más amplia de lo que ocurre en el
club pero con muchas preocupaciones en el horizonte. El futuro del
Oviedo se decide en las próximas semanas y el presidente hace un hueco
en su agenda para acudir al chat de la edición digital de LA NUEVA
ESPAÑA. «El club está en causa de disolución por lo que si nadie acude a
la ampliación o no se llega a cantidad mínima habría que tomar una
decisión muy dolorosa», comentó Fidalgo para explicar la situación de
emergencia que rodea al club.
El presidente respondió a un gran
número de preguntas sobre diferentes frentes. La mayoría se referían al
apartado extradeportivo del club, no podía ser de otra manera. El Oviedo
se enfrenta desde el pasado día 2 a una ampliación de capital dirigida a
hacer viable la realidad económica del club azul. La fase decisiva del
proceso tendrá lugar entre el 3 y el 17 de noviembre. Entonces se abrirá
la segunda fase dirigida a todo aquella persona que quiera adquirir
acciones, la elegida por accionistas de referencia que quieran entrar en
el club. «No quiero ser pesimista pero tampoco optimista insensato»,
contestó Fidalgo sobre sus sensaciones en lo que va de ampliación;
«nadie con excepción de Pina ha mostrado el más mínimo interés por
hacerse con la mayoría accionarial. Obviamente los pequeños accionistas
van comprando cada día pero en cantidades que no hacer prever un ingreso
suficiente como para resolver la situación».
El presidente tuvo
tiempo de atender dos nuevos frentes abiertos en la ampliación, la
implicación del Ayuntamiento y de empresarios de la región en la
ampliación. Sobre el Consistorio, Fidalgo fue claro. «Todavía no»,
respondió cuando se le preguntó si le había decepcionado el Alcalde,
Agustín Iglesias Caunedo. Sobre el segundo sector mostró su
desconcierto: «yo también me pregunto por qué los empresarios asturianos
no responden a la llamada de SOS de club».
Toni Fidalgo consume
ahora sus últimos días de mandato en el club. «Mi situación es
interina», recordó a lo largo de sus respuestas. Muchos se interesaron
por cómo había sido el proceso de aceptación del cargo y del rol
desempeñado por Celso González, tercer máximo accionista, en el inicio.
Fidalgo explicó su relación con González: «dos o tres noches después de
tomar la decisión de aceptar el cargo cené con el Alcalde y Celso
González, sencillamente porque el presidente de cualquier sociedad
necesita referencias de los accionistas significativos».
Otro foco
de preocupación del oviedismo responde a los resultados del equipo. Los
de Sarriugarte se encuentran a sólo un punto de los play-off pero
algunos aficionados expresaron su descontento por los dos últimos
empates en el Tartiere. Fidalgo tiró de estadística para defender la
labor de los azules: «es el mejor comienzo de la historia del Oviedo en
Segunda B. No podemos pretender subir en la primera vuelta. No estamos
en disposición de hacer grandes alardes económicos con los fichajes pero
de todas maneras, estoy plenamente convencido de que el Oviedo al final
estará dentro del play-off». Y defendió la contratación de Sarriugarte:
«Entra en el perfil de entrenador para el Oviedo. Es decir: oviedista,
ex entrenador de Primera con el Athletic y conocedor de la Segunda B.
Además se adaptó a la situación económica que hay en el club».
Entre las preguntas de los lectores, Fidalgo no evitó hacer frente a
aquellas referidas a su vertiente más personal. El presidente confesó
que «en su día tuve una acción de todos los clubes de fútbol
profesional, como regalo testimonial. Hoy, entre mi hijo y yo, tenemos
1.000 euros en acciones. Ya he suscrito esa cantidad y en el tramo libre
haré lo que sea más razonable en este momento».
Muchos de los lectores preguntaron al presidente por su relación con el Sporting. Fidalgo confesó que «hace algunos años ya me ofrecieron un papel similar al actual en el Sporting y dije que no. Publicado está en los periódicos». Sobre los comentarios de algunos aficionados relacionándole con el eterno rival del Oviedo, el presidente contestó con filosofía: «es una historia que seguramente ocurriría a la inversa. Me llamarían oviedista si fuera presidente del Sporting».
Por último, a Fidalgo le sugirieron una hipotética situación de complicada solución. «Imagínese que a su hijo -en las categorías inferiores del Avilés- sube al primer equipo y le hace un gol al Oviedo. ¿Lo celebraría?», le preguntaron». Fidalgo contestó entre risas: «Dependería de qué equipo mereciera más los puntos».
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