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| Foto: mas.lne.es/real-oviedo |
Las buenas noticias se sucedieron en los minutos finales en Vallecas.
Antes de la explosión de júbilo por el cabezazo de Cerrajería, el
oviedismo se llevó otra alegría. Fue un grito más de tranquilidad que de
euforia: Xavi Moré volvía a los terrenos de juego después de 8 meses y
medio. Lo hacía en un partido complejo, atascado para un Oviedo que
buscaba la victoria para no descolgarse de los puestos punteros. «Toque
balón, regateé y centré, que es lo mío», dice con una sonrisa de
satisfacción. Xavi está de vuelta y la gente respira aliviada.
La salida al campo fue una especie de debut. La primera alegría había llegado el sábado, con la lista de convocados donde se encontraba su nombre. «Hace dos semanas Sarriugarte me dijo que me veía bastante bien. El sábado simplemente me dijo que me lo merecía. Al ver ni nombre me acordé de toda esa gente que estuvo conmigo en los últimos meses: Mi mujer, mis padres, mi hermano, el fisioterapeuta Barreto, los compañeros?», enumera.
Las últimas semanas habían dejado la sensación de que Moré estaba a punto. En los partidillos ya se le veía con chispa pero sólo alcanzar la confianza plena le llevaría otra vez a vestir la camiseta azul. Sarriugarte y Moré lo tenían claro. «Esperamos un poco más, para que fuera una especie de revulsivo en el equipo. Cumplí un sueño que llevaba muchos meses esperando», señala el pucelano.
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