lunes, 8 de octubre de 2012

Nueva victoria del juvenil de division de honor

Real Oviedo: Adán; Sinchi, Alex, Ángel, Peña (Jairo, min.59); Brayan (Trelles, min.65), Cristian (Johan, min.50), Ernesto, David (Fuentes, min.78); Juan, Jordi

Santiago de Compostela: Souto; Javi (Iván, min.78), Martin, Angel, Brea; Vidal, Cris (Adrián, min.60), Lavandeira (Joel, min.80), Xuco (Mario, min.74); Samuel, Abelenda

Árbitro: Piñeiro Crespo (Oviedo). No mostro ninguna tarjeta

Goles: 0-1, minuto 28:Samuel; 1-1, minuto 67: Jairo; 2-1, minuto 77: Ernesto; 3-1, minuto 78: Jairo; 4-1, minuto 91: Juan; 4-2, minuto 92: Samuel

Climatologia: Nublado con algo de lluvia, 22ºC

Incidencias: El Requexon I, 150 espectadores

Pocas veces un conjunto con las limitaciones técnicas del Santiago de Compostela estará esta liga tan cerca de llevarse un empate o incluso una victoria a domicilio. Pocas veces un equipo claramente superior como el Real Oviedo habrá visto con tanta impotencia cómo en casi 40 minutos de juego deambuló por el césped como un conjunto sin ideas, sin desborde, sin mando, ante un colista que jugaba cómodo y arriesgando. Solo en el tramo final del encuentro, ambos conjuntos dieron la medida que marca para ambos la tabla clasificatoria, quizás con generosidad por el lado carbayón, cuyo primer tiro entre los tres palos vino en el minuto 67, suponiendo el empate momentáneo.

El encuentro comenzó con tímidas aproximaciones del equipo gallego, cortadas sin problemas por la defensa oviedista. La teórica referencia en ataque de los de Victor Santos, Xuco, apenas podía poner pundonor, pero se mostraba demasiado lento y con algún Kilo de más (o varios) mientras el extremo zurdo Abelenda se mostraba incapaz de desbordar. Frente a los gallegos, un Real Oviedo que al comienzo tocaba la pelota con criterio, salía con velocidad conducidos por Ernesto y Juan, y llegaba con cierto peligro a la meta defendida por Souto. Pero la pólvora de los de los de Fidalgo estaba mojada, y solo podemos anotar en esta primera parte un tiro de Cristian en el minuto 2 que atajó Souto con muchas dificultades, y un disparo de Brayan dentro del área en el minuto 10 que saló demasiado alto (cuando lo más fácil hubiera sido meter el primer gol) De ahí, hay que ir al minuto 43 nada menos, para encontrar otro tiro del Real Oviedo, que ni siquiera iría entre los tres palos.

Poco a poco el Real Oviedo empezó a perder fuelle y peso específico en el partido, y poco a poco el Santiago de Compostela fue estirando líneas. Eficientes en defensa, donde se adelantaban a cualquier ocasión del conjunto local, los gallegos intentaban trenzar en el centro del campo para acercar balones a Xuco y Abelenda. Pese a la buena salida de balón del defensa visitante Martín, sin duda de los más destacados del partido, tampoco el conjunto gallego conseguía llegar, mostrando serias carencias en su juego de ataque, y ello pese a las facilidades que el centro del campo y defensa local les iba brindando.

Pero el fútbol es un deporte de "listos", y el Santiago de Compostela consiguió adelantarse de la única forma que podría hacerlo: a balón parado. Corría el minuto 28 de juego; falta en la frontal del área, algo escorada a la derecha de Adán. Los de Santa Isabel no piden barrera, el Real Oviedo se duerme "en los laureles" (quizás esperando a que se pidiese formar la barrera) no tapan bien los huecos al saque, y Samuel de tiro en ligera parábola, pilla a todo el conjunto carbayón "durmiendo", incluyendo a Adán, y cuela el balón por alto ante la sorpresa mayúscula de todos.

El 0-1 vino a destapar el peor Real Oviedo de División de Honor en mucho tiempo. 17 minutos por delante antes del descanso, y otros 22 minutos de la 2ª parte de auténtica "empanada" de los discípulos de Fidalgo, que por momentos fueron claramente desbordados en creación y en ataque por un rival inferior, mientras la defensa gallega jugaba casi a placer. Solo la inoperancia de los delanteros gallegos les privaría de mayores logros. Xuco merecería un cero en la valoración si atendiésemos solo al fútbol desplegado, si bien suple sus carencias con una garra y un empuje dignos de elogio. Y es que los que técnicamente eran inferiores, lo suplían con entrega y pundonor, factores que terminaron por minar el juego más técnico de los locales. En el minuto 40 de juego, una pérdida de balón de Peña (no sería la única) provocó una jugada de ataque fulgurante de los gallegos con tiro de Abelenda atajado con apuros por Adán. Solo 2 minutos antes del descanso, el R.Oviedo demostró que aún estaba en el campo, con un trallazo de David en la frontal escorado a la derecha, que salió muy desviado.

La segunda parte comenzó con la misma tónica. En el ataque del Santiago, Abelenda lo intentaba todo, mientras Xuco compensaba sus kilos de más con garra y entrega para sacarle los colores a la defensa carbayona, que no sin apuros conseguía desbaratar su juego. El Santiago de Compostela estaba crecido, Samuel se echaba el equipo a los hombros y trataba de llegar a la meta carbayona con tiros desde la frontal, y mientras tanto, el R.Oviedo pasaba por momentos de auténtica zozobra en el centro del campo, incapaces de controlar la situación y de hacer llegar balones arriba, para desesperación de la grada.

Pero cuando peor pintaban las cosas, apareció Jairo, que había entrado por Peña unos minutos antes. Entrando por banda izquierda y metiéndose en el área con rapidez, se zafó de los defensas visitantes y su tiro raso al primer palo supuso el empate en el marcador. Era la primera aproximación de los de Fidalgo desde el fallo de Brayan una hora de juego antes. El empate abrió las puertas a un partido nuevo. El R.Oviedo despertó del letargo y empezó a funcionar como un equipo. Frente a ellos, el equipo gallego no solo no acusó el golpe sino que los de Víctor Santos intentaron salir al contragolpe. Para meterle una marcha más al motor, Santos quitó a Xuco y Lavandeira y metió a Mario y Joel, dotando al equipo de una peligrosa punta de velocidad. El partido entraba así en una fase de "toma y daca" muy distinta de los 40 minutos de "nada de nada" hasta que llegó el empate.

El cuarto de hora final sería frenético. En el minuto 77, un cañonazo de Ernesto desde la frontal establecía el 2-1 en el marcador, y solo un minuto después de nuevo Jairo, en jugada personal se plantó en el área escorado a la izquierda del ataque y su tiro ajustado al segundo palo suponía el 3-1. Solo dos minutos habían bastado para echar por tierra el trabajo del equipo de Santa Isabel; dos chispazos de calidad del Real Oviedo, que tampoco respondían a la realidad de lo visto en el campo. De ahí al final, nuevos intentos de llegar arriba por ambos bandos, hasta que de nuevo en dos minutos volvió a desatarse el frenesí. En el minuto 91 Juan se adornaba y regalaba al "respetable" un tiro en ligera parábola al borde del área, que pegó en el poste y se coló en la meta de Souto. Y sin tiempo a reaccionar, en el saque de centro, un ataque fulgurante del Santiago de Compostela terminó en un tiro raso de Samuel que se colaba en la meta de Adán. Al colegiado debió parecerle suficiente, y sin tiempo a más decretó el final del encuentro.

Un partido limpio, sin tarjetas, sin problemas para el trío arbitral. Pero un partido donde el Real Oviedo sufrió mucho más de lo que debería haber sufrido para doblegar a un conjunto todo pundonor, pero con serias lagunas en su juego.

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